miércoles, 30 de septiembre de 2015

"EL DESAFÍO ES QUE LOS ARGENTINOS APRENDAMOS A AHORRAR"

El Cronista

La probabilidad que existe para que se generen modificaciones en el escenario local e internacional en el mediano plazo son altas. Lo que aun no queda claro es si ese escenario será mejor o peor que el actual.

De cualquier modo algunos indicios sobre la percepción que tienen en el exterior se perciben, cuando observamos el clima que se da en relación a nuestro país, ya sea desde las consultas permanentes que hacen los inversores internacionales hasta las entrevistas que reconocen sostener los principales referentes económicos de los candidatos presidenciales con mayores chances, por parte de fondos de inversión foráneos.

Amén de la necesaria inversión extranjera como elemento complementario del ahorro nacional en términos de lo requerido para generar las condiciones necesarias que permitan una tasa de inversión sobre el producto, tal que se puedan cumplir las metas de desarrollo planteadas por los comandos de campaña y usinas de pensamiento económico de todos los aspirantes al sillón de Rivadavia, cierto es que desde el punto de vista de la banca de individuos y aun a nivel Pyme, el nivel de financiarización o profundización financiera es bajo e incompatible con los objetivos antes mencionados.

Resulta imposible pensar un país que sostenga un crecimiento sustentable y vigoroso sin que sus habitantes participen de una u otra forma, de manera activa como fuente del ahorro que se convierta en inversión productiva. Vale preguntarse entonces ¿cuál es la forma en la que ahorramos los argentinos?, ¿cuáles son los incentivos que recibimos de parte de los hacedores de política económica para ahorrar en formas diferentes al tradicional play fijo o compra de dólares?

En ese punto comienzan las contradicciones y las iniciativas que se quedaron en el anuncio. Un buen ejemplo de ello surge al repasar cual fue el resultado de la nueva ley que regula la actividad bursátil en la Argentina. No parece haber una popularización de dicha herramienta, ni tampoco intenciones de transformarla en masiva.
La bolsa sigue siendo un negocio para pocos que encima son vistos como el enemigo, cuando debería ser el lugar para desarrollar actores nuevos que atraigan el ahorro nacional a formas que permitan encontrar rentabilidad muy por encima de las alternativas tradicionales.

Claro que para eso, no alcanza con el incentivo del Estado, ya que son los bancos quienes mantienen casi en un rincón el sector de renta variable y fondos comunes de inversión dado que el plazo fijo es el gran proveedor de liquidez barata para las entidades.

Así mientras el sistema tiene $ 400.000 millones en plazo fijo, la suma de la capitalización de mercado de todas las empresa de la Argentina no alcanza los u$s 60.000 millones, o lo que es lo mismo la cuarta parte de los que vale Facebook cuya cotización es 244.000 millones.

Desde ya que ahorra en acciones, bonos o lo que es mejor, fondos comunes de inversión no está libre de altibajos, pero ha sido lo más rentable desde 1990 a la fecha comparado con el dólar, los precios y el metro cuadrado.

El desafío por delante radica en enseñarle a los argentinos a ahorrar y facilitarle las cosas para que así sea, quitar trabas burocráticas donde parece increíble que para invertir $ 20.000 hay que hacer más papeleo que para importar sustancias de dudosa procedencia.

Por delante debemos canalizar el ahorro en inversión productiva y construir un mercado de valores trasparente, con muchos jugadores y una regulación sólida que proteja el valor del accionista por sobre la codicia como patrón rector de los sistemas que no se regulan.

Eso requerirá una planificación detallada, y sostenida en el tiempo. Donde medidas intempestivas y tomadas de un día para el otro solo generan más ruido que beneficios al conjunto por un lado, y por otro terminan orientando la industria financiera a los fondos institucionales y las alejan de las pyme y los individuos.

Enseñarle a ahorrar a los argentinos tampoco ser consecuencia de discursos épicos, ni decretos reglamentario, sino debería constituir una punto de llegada para un camino largo pero no por eso menos valioso.

Construir confianza no tiene que ver con garantizar ganancias, sino con comprender las necesidades del ahorrista, con poseer la vocación de explicar uno por uno las ventajas del sistema, y por sobre todas las coas hacer eso sobre una valoración no solo desde el fin de lucro sino desde el que deviene de la responsabilidad social empresaria, orientada a construir valor social en el ahorro eficiente de los argentinos el cual sin dudas tiene la potencialidad de generar externalidades tales que podrán repasar el costo de esta tarea ciclópea y erigirse como uno de los pilares de un desarrollo nacional donde dejemos de ser espectadores y pasemos a ser parte.

viernes, 25 de septiembre de 2015

"EL CISNE NEGRO DE CHRISTINA"

Borderperiodismo

La actualidad de los mercados financieros en el mundo es propia de una película de Tarantino. Se mezclan sangre al por mayor con giros inesperados y cierta dosis de patetismo que nos muestra algunos costados esquizoides a la hora de tomar decisiones sobre la base de una volatilidad que no se observaba hace tiempo el las bolsas de las principales plazas.

Argentina no es la excepción, se vio alcanzada por aspectos ineludibles de catástrofes tales con la situación de Brasil, la contracción de su demanda y la devaluación constante (lleva mas de 55% en lo que va del año), sumado a la desaceleración China, y la volatilidad propia de los mercados que arrancaron el año pendientes de Grecia, y hoy tienen un ojo puesto en lo que haga la FED estadounidense con la tasa de interés y el otro en los escándalos de Volkswagen y BMW, que de confirmarse serian un misil en la santa barbara para el economia alemana.
Con este marco, los commmodities consolidan precios que no se veían desde 2009 y la soja amenaza con romper la barrera de los 300 dólares lo cual sería una nueva mala noticia para nuestro alicaído sector externo que viene de exportar cantidades razonables a precios mucho mas bajos que en 2014 con la consecuente cada en la exportaciones (que surgen de multiplicar precio por cantidad).
Es por esto que los países emergentes compiten ferozmente por la inversión extranjera que ha dejado de fluir con la abundancia de otrora. Uno de los elementos de esta competencia es el tipo de cambio, todos ofrecen mas moneda local por cada dólar que ingresa respecto de lo que ofrecían el año pasado, pero en términos reales, es decir descontada la inflación.  Para ser mas claros la devaluación en el resto de los pases le gano a la inflación, y si vas a Chile, Uruguay, Colombia o Brasil pero también Rusia o la Union Europea, con los mismos dolores que el año pasado te comprar mas cosas.
Te estarás preguntando ¿y por casa como andamos? la respuesta es, si tomamos el indice de inflación del congreso tuvimos 13 % de inflación en dólares es decir, que tus dolores acá valen 13% MENOS que hace doce meses cuando en Brasil valen 40% mas por citar un ejemplo.
Aun así igualmente nuestro país presenta una gran oportunidad tanto en Bonos como acciones y es por eso que hasta hace una semana el riesgo país estaba rondando los 500 puntos, es decir un numero muy razonable que indica que los bonos son un buen negocio pero sobre todo que están “demandados por el mercado”, con las acciones no pasaba tal cosas por la influencia de los vaivenes del mercado internacional, pero igualmente presentaban  y presentan una gran oportunidad de compra.
Por estos días la nueva normativa de la Comisión Nacional de Valores, obligando a los fondos comunes de inversión a valuar sus activos en dólares al tipo de cambio oficial, generó no solo zozobra por lo intempestivo de la medida, sino que hizo mas pobres a nuestros futuros jubilados bajando el valor del fondo de garantía  de sustentabilidad pero sobre todo, afecta a los inversores chicos en fondos de inversión que posean bonos argentinos nominados en dólares y  que deseen rescatar su cuotaparte en estos días, ya que se la van a liquidar al valor de 9,40 por dólar, dado que el fondo cuando venda bonos para pagar la cuotaparte de quien se retira, si lo hará al valore de mercado (digamos 13 pesos) pero eso lo debe repartir entre los que se quedan, y al cuotapartista le debe dar el valor contable mas la ganancia proporcional de esa venta (que será insignificante). Así lo que se generará es una enorme transferencia de riqueza entre el pequeño ahorrista al gran ahorita que pueda esperar hasta que el precio en pesos del los bonos se sincere cuando no haya brecha, es decir cuando no exista el cepo ya que all la cotización en dólares al tipo de cambio oficial y la que surja del contado con liquidación sean exactamente lo mismo.
Es decir, al tiempo que pedimos o prometemos la lluvia de inversiones para 2016, le mojamos la oreja a una herramienta genuina que canaliza la inversión de los ahorristas, ya que aun si la medida fuera plausible, la forma en la que se esta implementando tiene como resultado lo que vemos por estos días, es decir la bolsa que se derrumbo casi 10% y los Bonos en el mismo sentido.
¿Qué gana el gobierno con esto? Claramente al bajar el precio de lo bonos en pesos (producto de la implementación de la nueva normativa que hace que los FCI se desprendan de sus bonos o parte de ellos) , permite recomprar los mismos a un valor mucho menor que hace una semana, y eso de cara al vencimiento  del Boden 2015 que opera el 3 de octubre próximo, es un dato que debemos tener en cuenta.
Ahora bien, este tipo de movimientos, no son gratuitos, ya que esta forma de “tomar ventaja” no tiene efectos inocuos, dado que ademas de generar transferencia de riqueza, abre oportunidades a una mega timba financiera, crea desconfianza en las reglas de juego que deberían ser estables para atraer las inversiones prometidas y desalienta ahorristas a utilizar esta herramienta obligando a pensar en el tradicional Plazo Fijo (que rinde poco en comparación con los FCI) o el dólar billete. Es decir, que con un objetivo de caja de corto plazo complicamos un objetivo relevante de largo plazo.
En el resto del mundo los inversores ven esto y lo siguen de cerca, ellos saben que el próximo gobierno de un modo u otro deberá negociar con los Fondos Buitre, y también saben que hay diferentes caminos para hacer que ese proceso de negociación diste mucho de ser un camino tranquilo y mas bien se asemeje a un calvario.
Me refiero concretamente al hecho que en estos momentos en Nueva York diferentes fondos internacionales están comprando todo lo que pueden del bono PAR , que es el que argentina paga pero no paga. Es decir, el bono que Griesa no nos deja pagar y que nosotros tenemos la plata lista para hacerlo en nuestro país.
Como técnicamente el fallo de Griesa dice que hasta que nos les paguemos a los Buitres (por los bonos en default de 2001) no podemos pagar un dólar a nadie, sucede que cuando giramos los fondos, estos terminan embargados y para que esto no suceda, no los giramos, conclusión: los que tienen el bono par NO están cobrando.
Una de las cláusulas del bono PAR es que si no cobran y se juntan en 25 o 50% de los acreedores le pueden pedir a la argentina que pague TODO el bono de contado incluyendo los intereses. Lo cual seria fácticamente imposible por el monto que implica y por lo tanto nos llevaría a un default total de la deuda.
EL hecho que es Nueva York estén juntando esos votos vía comprar de bonos PAR implica que tendrán un elemento de presión que hasta ahora no tenían en la negociación con los buitres.
La pregunta que cabe entonces es: ¿usaran esas armas cuando se siente a negociar el próximo gobierno como amenaza en caso que no se arribe a un acuerdo? o le devolverán favores a Cristina antes que finalice su mandato (pero después de las elecciones para que la presidenta no use eso políticamente en su favor como fue la Fragata Libertad) a fin que la actual mandataria termine su gestión en medio de un default hecho y derecho y que el próximo mandatario arranque las negociaciones con mucho menos margen de maniobra del que cuenta hoy?
Si eso sucede sería sin dudas el Cisne Negro de Cristina, ya que es un escenario que podría ser poco probable pero en caso de aparecer, generaría costos económicos, políticos y sociales, que nadie tiene en sus planes.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

"EL BONO DEMOGRÁFICO Y LA AGENDA QUE NO VEN LOS CANDIDATOS"

El Cronista 

La actualidad está signada por la inmediatez. La noticias se superponen unas con otras y terminan por conformar un mosaico donde la mayoría de las veces resulta difícil distinguir lo urgente de lo importante. Solemos enfocarnos en aquello que nos llama la atención sin tomar la distancia que nos permita una reflexión diferente. Esa actitud es sumamente natural dado que pareciera que estamos mejor preparados para estar alerta ante lo inmediato como una reacción defensiva que para tener una mirada de tipo panorámica sobre la realidad. Nada tiene de malo que las cosas sean de ese modo, siempre que seamos conscientes de ello.

La posibilidad de abordar grandes temas que no figuran en la agenda urgente de mañana depende fundamentalmente del compromiso de los dirigentes por convertirse en promotores de los temas ‘de agenda’ antes que ser meros seguidores de los focus group. Claro que ello implica la decisión política de recorrer un camino un tanto mas áspero que el de las redes sociales que mas bien amplifican sucesos momentáneos, en una contribución a constante cierto estado de ‘liquidez’, en el sentido de Bauman.

La gestión saliente, ha planteado una serie de temas medulares que fueron mas allá de lo inmediato y centraron nuevos debates. Así, hemos discutido sobre el sistema previsional, el matrimonio igualitario, la vigencia de las causas de lesa humanidad y la nacionalización de la mayoría accionaria de YPF, por mencionar algunos de los temas que se instalan en la lista citada por el oficialismo dentro de sus logros. Al mismo tiempo la pelea con el campo, la reforma a medias de la Justicia, la regresividad del sistema impositivo, forman parte de los aspectos, que luego de ser abordados no tuvieron la misma aprobación por las mayorías nacionales.

El coraje de plantear los temas es sumamente valioso, así como por el contrario el sistema de discusión pública para el abordaje de dicha agenda estuvo plagado de mecanismos donde aún prima la aplicación de mayorías parlamentarias circunstanciales antes que la construcción de consensos de largo plazo que expresen un equilibrio sostenible mas allá de los mandatos de turno.

El otro aspecto que ha quedado ‘flotando’ en al abordaje de los temas, es si los mismos se plantearon desde una perspectiva estratégica de cambio o fue la coyuntura que empujó al tratamiento de los mismos y luego la épica del discurso los tiñó de forma tal que buscasen lucir como planteos de vanguardia.

Con los fondos buitre tenemos un ejemplo, toda vez que el fallo de Griesa data de mediados de diciembre de 2012, y no fue hasta casi dos años después que la pelea tomó forma en la defensa de intereses válidos donde mas bien luce como una batalla por el capital político que una acción que busque proteger el patrimonio de los argentinos.


Hoy respecto de la agenda que plantean los candidatos, lo mas profundo que se discute por estas horas termina en si votamos con papeletas o si ponemos GPS a las camionetas que trasladan las urnas y es menester de quienes aspiran a conducir el destino del país promover una reflexión colectiva sobre las oportunidades que estamos dejando pasar.

Por caso una, es la que hace a la chance irrepetible que tenemos gracias a lo que se conoce como el ‘bono demográfico’, y no es algo en lo que repare particularmente nadie, dejando pasar un aspecto fundamental de nuestro futuro.

Explicado de manera muy práctica por el economista Javier Milei, este bono demográfico representa la oportunidad que tiene la Argentina en términos poblacionales y que combina una tasa de crecimiento de la población en condiciones de trabajar respecto del crecimiento del total de la población que bien podría coadyuvar, por la vía de una mejor oferta laboral, aumento del ahorro interno así como la productividad a un salto definitivo hacia el desarrollo.

Todo ello dado tal y como explica la famosa teoría del ciclo vital de Ando-Modigliani, en donde durante nuestra edad adulta es cuando repagamos lo que tomamos prestado del futuro al ser niños al tiempo que ahorramos para el momento en que no podamos trabajar.

Así Argentina tiene una combinación envidiable que le permitiría programar un salto de calidad sin precedentes en la formación de capital tanto humano como físico si concentrásemos los recursos en ello, fomentando el ahorro interno que luego se convierta en inversión.

Para que ello sea posible, la inflación debería ser mas que un problema una maldición que condena nuestro futuro, y el sistema financiero tendría que ser regulado antes que perseguido para actuar como intermediario entre quien ahorra hoy y se capitaliza para mañana y las empresas que requieren dicho financiamiento para crecer.

Si no actuamos con celeridad, tal como indica Milei, la ventaja que hoy representa el bono demográfico puede convertirse en un presente griego para las generaciones venideras que deberán sostener a los futuros jubilados con una estructura económica que no estará preparada para hacerlo.


martes, 8 de septiembre de 2015

"DE LA ILUSIÓN DE LOS GERENTES AL PODER AL FRAUDE SISTEMÁTICO

Borderperiodismo

Sobre la creencia que las soluciones a la cosa publica vendrán de la mano de los gestores privados, podemos llevarnos una desagradable sorpresa. Los niveles de corrupción privada son tan alarmantes como la publica solo que de esos temas tenemos menos voluntad de dialogo social, sencillamente porque representa el espejo en el que nadie se quiere mirar.
En la medida que se presentan los problemas económicos, las alternativas que suelen ofrecerse varían según sea quien propone. Hay opciones mas bien inclinadas a profundizar el aspecto de carácter publico en lo que hace a los temas de la gestión estatal, mientras otras propuestas parecen mostrar un sesgo orientado hacia la idea de gestión privada.
Cierta mirada da por sentado que el “manejo gerencial” garantiza dos cosas, eficiencia y transparencia o al menos una idea de inexistencia de corrupción. 
Sin embargo los hechos nos muestran claramente que la gestión privada argentina adolece de los mismos problemas de corrupción que percibimos en el sector público. Solo que sobre ese tema se “habla menos”.
Hace unos días se conoció en el diario La Nación, el resultado de la encuesta global sobre delitos económicos 2014, la cual se realizó sobre la base de mas de cinco mil opiniones de empresarios de mas de cien países y los resultados fueron contundentes.
Poco mas del 70% de los encuestados reconoció haber sufrido algún tipo de fraude durante los últimos doce meses. Al tiempo que se percibe un aumento del 20% durante la ultima década según la firma PWC que es una de las cinco grandes en materia de auditoría para el sector privado.
De todos ellos, el 40% dio cuenta de pérdidas elevadas, calculando las mismas en el rango de entre 50 mil a un millón de dólares cada una, lo que indica que no estamos hablando de “robo hormiga” sino de comportamientos de carácter delictual a gran escala.
Otro rasgo llamativo es que, la consultora Kroll indicó que el 100% de las empresas estima que sufrirá algún tipo de fraude durante el próximo año mientras que nuestro país se encuentra entre los 10 que mas fraudes reportaron en los últimos 365 días.
Cuando nos referimos a fraudes estamos hablando de una variada lista de tipos de delito que podríamos enumerar brevemente como: Malversación de activos, fraudes en compras y contrataciones, fraude en los estados contables, sobornos, corrupción con temas relacionados a recursos humanos, delitos contra la propiedad intelectual e industrial así como delitos informáticos.
Toda una gama de estafas dentro las que he podido profundizar cuando escribí mi ultimo libro LADRONES, grandes estafas de la historia económica mundial. Allí relato casos emblemáticos como el de Enron o la estafa con la tasa LIBOR, distintas caras de una misma moneda en la que el sector privado se comporta tal y como señala con el dedo acusador al sector publico, se roba y se roba de a  montones.
El 31% de los delitos pertenecen al sector financiero y los involucrados que están implicados se encuentran desde la base hasta el tope de la pirámide organizacional. Roba el empleado raso y roba el gerente general.
La asociación de examinadores de fraudes certificados de estados unidos, brinda datos aun mas interesantes sorbe el funcionamiento del sistema: el 86,6% de los casos no tienen acusación y mucho menos condena. Eso se llama impunidad.
Lo formidable es que este tipo de comportamientos distan mucho de ser inocuos para la sociedad, ya que destruyen valor, y se apropian de intereses ajenos que, por citar una de las implicancias, le resta valor a los accionistas de las empresas, es decir por ejemplo, afecta los intereses de los jubilados en argentina, ya que la Anses es que representa al mayor tenedor de acciones de nuestro país.
En el mismo sentido y siguiendo con los ejemplos, PWC menciona que el 20% de los encuestados dijo haber perdido un negocio por no haber pagado sobornos, refiriéndose no solamente al sector publico sino también al sector privado.
Todos los especialistas coinciden en destacar que en momentos de crisis la corrupción aumenta. Para mensurar en términos comparados, donde se encuentra parada la argentina,el ranking Transparency Internacional nos ubica en el puesto 107 sobre 175. Esto nos invita a pensar que “el afano” no es “cosa de políticos”está en nuestro sistema de valores(en la falta de ellos).
Vemos que al reinar la impunidad en todos los ámbitos, violar la ley es mas negocio que cumplirla. El problema a esta altura excede el castigo, es de carácter  sistémico y genera practicas cuyas consecuencias nos vuelven entre otras cosas  ineficientes. La ineficiencia nos hace menos competitivos lo cual nos hace pedir privilegios al estado que permitan sostener ese status quo.
Falta de valores + impunidad = ineficiencia = perdida de competitividad = reclamo de “estado protector de chantas privados”  y el círculo se retro alimenta.
Así las cosas, el verdadero desafío de los dirigentes que quieran generar un cambio de largo plazo, debería pasar por aquello que no forma parte de ninguna plataforma electoral:  reconstruir los cimientos de una sociedad basados en  conjunto de valores que en ciertos aspectos parece que hemos perdido todos… y todas.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

"DEVALUADORES, MENOTTISTAS Y BILARDISTAS"

El Cronista
El fútbol argentino, ha tenido dos directores técnicos que nos llevaron a lo más alto que se puede aspirar en un campeonato mundial, César Luis Menotti, y Carlos Salvador Bilardo. Ambos mentores de sendas escuelas marcadamente diferentes. Ofensivo el primero, lírico y cultor de frases como "El gol debe ser un pase a la red". En tanto que el segundo resulta calculador, obsesivo y resultadista al extremo, ha tenido frases como "Pisalo, Pisalo, que carajo me importa el adversario, los nuestros son los de colorado".
De un modo u otro, ambos fueron campeones del mundo y demostraron que ambas concepciones pueden obtener victorias determinantes. Sucede que no siempre aplicar la misma idea genera los mismos resultados, lo que cambia es el contexto y por eso el desarrollo tanto de un equipo como de un país está enfrentado con la soberbia de aquellos que suponen que ideas exitosas de otrora pueden ser aplicadas, sin más, independientemente del resto de las variables con las que interactúan.
El debate por el valor de equilibro que debería tener el tipo de cambio en nuestro país forma parte de la retórica cotidiana. Unos y otros brindamos argumentos sobre la conveniencia o no de mover la cotización del dólar.
En tiempos donde la comunicación se caracteriza por la abundancia de frases contundentes o consignas rimbombantes antes que el desarrollo profundo de marcos conceptuales, resulta todo un desafío formularnos algunas preguntas respecto del dólar.

Aquí vale decir que como en muchos órdenes de la vida, algunas acciones se toman buscando que se transformen en causas de cierto curso de hechos posteriores, y otras se toman como consecuencia del curso de acontecimientos que ya sucedieron, para evitar que dichos sucesos terminen generando consecuencias nefastas.
Hoy Argentina se encuentra inmersa en un escenario bien diferente del que reinaba hace 18 meses y completamente distinto del vigente durante el promedio década 2003-2013. Commodities en un nuevo nivel de precios, China redefiniendo su perfil y con su economía ralentizada, Brasil en recesión y con expectativa de seguir así hasta fines de 2016, y Estados Unidos que más temprano que tarde terminará subiendo la tasa de interés con el consecuente aumento del costo del dinero y la salida de capitales de los países emergentes.
Conclusión: lo que le vendemos al mundo es más barato que antes y así va a seguir por un buen tiempo. Dada esta situación, el desafío más relevante es mejorar la productividad de nuestra economía de modo que podamos ver una mejora en los salarios que venga de la mano del valor agregado antes que los mejores precios internacionales de los productos primarios.

Con independencia de la cotización del euro, Alemania paga mejores salarios que España y ambos están en la zona euro ¿Por qué?, entre varias razones, una tiene que ver con el hecho que los alemanes son más productivos que los españoles y eso permite que retribuyan mejor a los factores del capital.
La mejora de la productividad, es importante entender que es un objetivo al cual llegar no desde donde partir. Pues para mejorar las condiciones en las que producimos debemos invertir primero, y para invertir antes debemos generar condiciones de ahorro que un escenario inflacionario desalienta y un tipo de cambio retrasado desincentiva.

En materia de devaluación vale entonces preguntarse, si el camino de la mejora en la productividad es largo y áspero ¿se puede devaluar para mejorar los términos de intercambio? Y la respuesta es no, nada indica que una devaluación que busque como objetivo exportar más, vaya a tener buenos resultados.
Sucede que esa no es la única pregunta, ya que si bien no tiene sentido devaluar para lograr una mejora, sí tiene sentido devaluar porque lo que hay son peores condiciones relativas. Es decir un ajuste del tipo de cambio no como una estrategia permanente sino como la adaptación a un contexto que hoy indica que entran menos dólares y sobran los pesos, de modo que deberíamos tratar de no exportar menos, lo cual terminará sucediendo si el dólar se sigue retrasando respecto de nuestros clientes/competidores.
Si fuera fútbol y Bilardo estuviera jugando la final del mundial, perdiendo dos a cero, y faltando 30 minutos. Qué convendría ¿seguir especulando o lanzarse a la ofensiva sabiendo que se corren riesgos pero más riesgos se asumen si se profundiza un esquema que no esta dando resultados?
Si por otro lado Menotti fuera ganando por un gol de diferencia, ¿tendría sentido sentido jugar al limite ofensivo cuando se sabe que el otro equipo buscará el empate sin importar los costos que esto le pueda llevar?
En resumen, con el dólar como con el fútbol, o cualquier otra actividad humana, antes que aferrarse a dogmas retóricos arcaicos, seria mucho mejor esforzarnos para formularnos nuevas preguntas, sobre todo aquellos que creen haber encontrado todas las respuestas.