viernes, 26 de agosto de 2016

ESPERANDO LA CARROZA, DE LAS INVERSIONES

El Cronista

La lluvia de dólares de la que tanto hemos escuchado hablar en economía tiene un nombre: Inversión Extranjera Directa (IED). Son los flujos de capitales de largo plazo que recibe un país, la misma se registra en el balance de pagos dado que son divisas que consigue el país receptor.

No solo no ha llegado la IED, sino que el país recibió apenas u$s 1774 millones. Para determinar si es mucho o poco, podemos comparar el mismo dato con períodos anteriores, en el mismo período (primer trimestre) en promedio durante los últimos cinco años el país recibía u$s 3028 millones a pesar de la existencia de los controles de capitales.

Llama aún más la atención cuando pensamos que el costo de capital para realizar proyectos de inversión en Argentina está en niveles muy inferiores a los de los últimos cinco años. Actualmente Argentina paga 600 bp por encima que USA, esa medida en promedio fue de 800 bp para los últimos cinco años.

La comparación regional luce magra, Argentina recibe apenas un 1% de su PBI en inversiones cuando otros países de la región como Brasil, Colombia o Perú reciben entre 3 y 4 pp. La excusa de los últimos años para la carencia de IED se basaba en la escasa seguridad jurídica, un concepto criticado pero intuitivo y que encuentra bastante sustento empírico si bien, dadas mínimas garantías a la propiedad privada (lo que no necesariamente sucedía por estos pagos) , dicho criterio de decisión termina quedando rezagado frente al apetito de renta.
Vale decir que si el país no permitía retirar el dinero y/o debía ingresar con una pérdida asumida por la diferencia que suponía un tipo de cambio retrasado, lógicamente generó un fuerte desincentivo al ingreso de divisas. No obstante, ya corregido el problema del cepo cambiario y con garantías claras respecto de la vocación por el cumplimiento de los contratos y de las sentencias judiciales como la de Griesa, nos queda la pregunta, ¿cuál es la razón por la cual con estas tasas bajas y mayor seguridad jurídica, no se ha logrado el boom de inversiones extranjeras que se pregonó durante tanto tiempo?

La respuesta nos da una pista acerca de la percepción que tiene el exterior acerca de la capacidad de la gestión actual para domar la economía, una economía que estuvo atada de pies a cabeza y hoy en día encuentra mucha mas facilidad para operar, si bien la presión fiscal sigue siendo enorme.

Si la percepción del inversor extranjero es que aún no se logra lidiar con la inflación doméstica, esto se traduce en menor flujo de capitales hacia el país pero inmediatamente surge otra pregunta obvia que abre una luz de esperanza sólida: si fuera tan floja percepción acerca de la capacidad del gobierno de normalizar la economía, ¿entonces por qué se pagan tasas inferiores a las de períodos anteriores?

El apetito por el riesgo y la caída de Brasil podrían ser la respuesta, en un mundo donde las grandes oportunidades de inversión financiera se agotan, el país puede aprovechar para obtener recursos a menor tasa de interés. El mayor premio pagado por Argentina en relación a Brasil, ahora luce atractivo desde que este último muestra problemas graves acerca de su economía.

En ese marco es de esperar que a partir de 2017 el país a sea receptor de mas de u$s 20.000 millones al año en caso de que reciba un monto similar que el de la región, o sea, entre 3 y 4 puntos del PBI. Esta cifra el gobierno actual debe monitorearla con atención, porque es una de las varas con la que se mide la capacidad de gestión y gobernabilidad en el extranjero. No solo de fotos con mandatarios y visitas de líderes vive el país, si esto no se traduce en mayor inversión, no hay mayor empleo, sin empleo el país se empobrece y el descontento social se agudiza.

En el tiempo por venir, nuestro país debe tratar de coordinar mejor las expectativas que generan las palmadas en la espalda que recibimos cada vez mas seguido, con la llegada concreta de recursos que permitan poner a la argentina en el sendero de crecimiento lo mas rápido posible.

Es cierto que el gobierno ha realizado sólidos esfuerzos por mostrarse amigable con un mercado que hasta aquí lo que mejor hizo es prestarnos plata mas que compartir los riesgos de las inversiones de largo plazo que apuestan al desarrollo sustentable de una economía basada en el aumento de la productividad. Para ello se puede intentar pensar alguna vez sobra la base de un paradigma diferente.

Los capitales que deben llegar primero son los de los residentes que aun tienen sus ahorro fuera de la Argentina, la mejor ‘señal para el mercado’ sería que empecemos por ver cómo invierten en la Argentina los ahorros de aquellos que conducen los destinos del país. Los de antes, los da ahora y los que vendrán. De otro modo, seguiremos cambiando gestos por voces de apoyo, pero el capital que mueve la rueda del desarrollo seguirá demorando su llegada.

lunes, 15 de agosto de 2016

"EL FALSO DEBATE DEL CAMBIO TECNOLOGICO"

Perfil.com 

Qué imitar, sobre qué productos hacer ingeniería reversa y cómo adaptar una idea al mercado local o a la región requiere de una creatividad tan grande como desarrollar un
producto desde el momento cero.

Innovar, ese gran desafío que está en boga desde hace varios años, se plantea tradicionalmente como un territorio diferente y ajeno a la dinámica de corto plazo. Solemos escuchar la recomendación de ordenar la macroeconomía para continuar luego con el desafío del desarrollo, donde entra en juego la innovación como un factor determinante del crecimiento (teoría schumpeteriana de desarrollo). No obstante, la innovación en determinados sectores puede ser el camino para salir del laberinto en el cual pareciera que estamos atrapados. No necesariamente hablamos de un genio al cual se le ocurre una idea brillante que revoluciona la economía y modifica nuestra visión acerca del mundo (lo que sería un caso de innovación disruptiva). La innovación también puede ser una acumulación de pequeños cambios en la distribución de tareas o en el layout de una planta que conlleve a un aumento de la productividad, a una caída de los costos medios de producción o a un ahorro del trabajo utilizado para producir bienes y servicios. Aquí es donde a veces se presenta la innovación como rival de la generación de empleo, que es una de las ideas más retrógradas que existen en economía. La expresión más cruel derivada de la percepción equivocada sobre el avance tecnológico fue el suceso que en 1813 llevó a 14 trabajadores textiles a romper las máquinas de su fábrica porque pensaban que atentaban contra el empleo. La respuesta fue brutal: los colgaron. Hoy en día, con mayor nivel de conocimiento y observando la historia podemos ver que no hubo una tendencia al aumento del desempleo en países como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra. Por el contrario, son los países que mejor han visto aumentar su nivel de vida. En un contexto donde se han perdido más de 100 mil puestos de empleo desde diciembre a mayo podemos preguntarnos quién compraría el excedente de producción derivado de aplicar una mejora en los procesos productivos. La respuesta se encuentra en que la pregunta esta mal formulada. Las economías que aspiran al desarrollo deben comprender que el mercado ya no es el que delimitan las fronteras del país sino el mundo entero. No hay un mercado de 44 millones de argentinos sino de siete mil trescientos millones de personas. En ese marco, la Argentina debe retomar su lugar dentro del comercio internacional. El desafío es producir bienes a escala buscando adquirir conocimiento para desarrollar sectores que hoy se encuentran atrasados. En ese sentido ya no cabe preguntarse si está bien o mal innovar, sino en qué sectores y cómo hacerlo al tiempo que procuramos bajar el costo del capital para que invertir no sea sólo una aspiración sino un camino viable que genere rentabilidad razonable. Existen áreas donde el país conserva una posición de liderazgo, por ejemplo la producción de maquinaria agrícola. Aquí el desafío es conservar y consolidar esa posición desarrollando e incorporando tecnología de punta, posicionando a la Argentina en los eslabones de mayor valor agregado dentro de las llamadas “cadenas globales de valor”. En algunos sectores sólo alcanza con la imitación; viendo el camino transitado en determinadas ramas en países más adelantados y adaptándolo a los recursos propios se puede ser más creativo que buscando una idea completamente nueva, la cual posiblemente tarde mucho en llegar. ¿No hay lugar entonces para la creatividad en el país? Por el contrario, qué imitar, sobre qué productos hacer ingeniería reversa y cómo adaptar una idea al mercado local o a la región requiere de una creatividad tan grande como desarrollar un producto desde el momento cero. Suponer que la innovación solo existe en las historias de éxito de muchachos que crean empresas ultra exitosas desde el garaje de su casa es un mito. De hecho, los llamados unicornios, como Mercado Libre, OLX y Despegar, son simplemente una adaptación de una idea ocurrida en otros países. Esa es una de las principales ventajas de la innovación, la no rivalidad en su consumo (el uso de una idea de modelo de negocio por parte de eBay, no impide a Mercado Libre emplearla). Una de las principales dificultades que por lo general se encuentran cuando se quiere desarrollar una rama de industria determinada está en los mercados de factores, tanto en la falta de financiamiento como en la capacidad de encontrar empleados dispuestos a ser protagonistas del cambio. En ambos planos es donde se debe dar lugar al debate de las políticas gubernamentales; un sector público que coopere y no rivalice con el sector privado es la clave para esta fórmula. El rol de la intervención debe ser facilitar el financiamiento y desarrollar una fuerza laboral capacitada y flexible que pueda adaptarse a las nuevas y cambiantes tecnologías. No es posible el éxito de una idea innovadora sin científicos ni ingenieros que puedan aplicarla al proceso productivo doméstico. La protección per se de algún sector determinado por tiempo indeterminado no promueve el surgimiento de nuevos unicornios, por el contrario, son una invitación a generar estancamiento en tanto no es puesto a prueba en la competencia en los mercados mundiales.  Por el contrario, la completa liberación del comercio sin atender a necesidades particulares de mercados que fueron protegidos por un largo período puede generar desajustes de precios relativos que la estructura económica no puede digerir con facilidad. El camino es estrecho, lograr el nivel de intervención justa es un arte más que una ciencia, y esto no se aprende en ningún libro de texto ni en ningún doctorado, sino que forma parte de la práctica de la política, y es la materia que parece costarle a la actual administración. Resulta determinante para el desarrollo de estrategias innovadoras que el contexto en el cual se establecen se enmarque dentro del respeto irrestricto a la propiedad privada, ya que aquel que invierte en desarrollar una tecnología lo hace en busca de obtener retornos positivos sobre su inversión, de modo que es fundamental que el Estado promueva los mecanismos necesarios para que esto sea respetado, sobre todo por el mismo sector privado que muchas veces pide que se proteja la propiedad pero en ocasiones resulta reticente a pagar por el uso de las tecnologías resultantes de la inversión previa que realizan otros actores del sistema. Vale decir que todos los éxitos que vemos en términos de innovación tienen más que ver con el fracaso que con el éxito, toda vez que la historia que los precede es aquella donde las caídas son mucho más comunes que el salto hacia el éxito. Debemos entender que una sociedad comprometida con el progreso no es la que sostiene proyectos que fracasan ni mantiene abiertas fábricas que quiebran. El Estado puede dar cobertura a los empleados despedidos para que su reinserción no sea traumática, pero socializar el costo de los proyectos que no funcionan responde a una mirada complaciente e infantil de la realidad que sólo nos aferra al fracaso. * Economista, autor de Todo lo que necesitas saber de la economia argentina. 

viernes, 12 de agosto de 2016

"EL IDA Y VUELTA DE LAS TARIFAS Y LA PARADOJA DE PAGAR DOS VECES LOS AUMENTOS"

El Cronista


El objetivo de la actual gestión de la política económica es ambicioso. La tarea de desinflar nominalmente la economía en un contexto de corrección de precios relativos ya es complicado, sumado al desafío de que en ese proceso no siga cayendo el nivel de actividad.
La corrección del valor del dólar no trajo tantos dolores de cabeza como la de los servicios públicos. El costo político ya pagado por el Gobierno es muy alto en relación al avance que logró en la reducción del déficit y la carga de subsidios económicos destinados al sector.
El valor al cual debía corregirse el tipo de cambio dijeron que ya estaba descontado por algunos agentes. El valor de las tarifas aún no lo sabemos y el mecanismo de prueba y error que está intentando el Gobierno no da resultados.
La probabilidad de lograr la corrección de precios sin ajuste a la baja de las cantidades producidas es muy baja, según demuestra la historia reciente del país. El economista Ramiro Albrieu, puso en evidencia el problema mostrando que solo hubo un año de los últimos sesenta en el cual las tarifas y el tipo de cambio subieron por encima de los salarios y hubo caída en el nivel general de precios y servicios con crecimiento de la actividad.
Eso ocurrió en 1967. Un año de plena crisis política, con un gobierno de facto dirigiendo al país y el ex ministro Krieger Vasena al frente de una economía cada vez mas abierta al tiempo que el Banco Central perdía reservas internacionales.
La situación actual es compleja, la interacción entre la política monetaria y cambiaria junto a la política fiscal y de ingresos requiere de una pericia que aún no se ve en los hechos. Hasta ahora, el valor del dólar logró corregir el enorme atraso cambiario heredado, pero con la nueva intervención de la Justicia, las tarifas no logran acomodarse a un nivel que resuelvan el problema fiscal. Al mismo tiempo la inflación se aceleró respecto al año anterior y el nivel de actividad está en baja.
De no resolver el escollo fiscal, la política monetaria no podrá evitar ser funcional a Hacienda. Y mientras no se logre esto, difícilmente la inflación ceda.
Si el Banco Central se empecina en bajar la inflación, el costo en términos reales puede ser muy alto: el valor del dólar podría sufrir un atraso mayor y determinados sectores sentirán nuevamente que hace falta una corrección.
Con la teoría sobre la mesa es la realidad quien siempre sorprende. Esta vez nos muestra los limites de creer que el mercado lo resuelve todo.
Primero las tarifas llegaron con aumentos descomunales. Ese aumento generó que suban los precios del resto de los productos porque se encarecieron los costos, incluso subieron las expensas. Todo muy lógico. Pero... y siempre hay un pero.
Si el incremento de las tarifas se anula y aun habiendo colocado un tope de 400%, los costos ya se habían calculado con la primera boleta que llegó y en muchos casos fue con el peor escenario, es decir subas de mas de 1000%.
Resulta que hasta aquí, al día de hoy, las tarifas son las mismas que en marzo pero se cobran como si ya hubieran confirmado la suba.
Conclusión: la suba de tarifas no solo se ve en la boleta que le llegó a los usuarios (que aún no saben si tienen que pagar o deben esperar la refacturación), sino que también influyó en toda la cadena de precios. Si se cancela el aumento, lo único que va a quedar claro es que, salvo las tarifas, el resto subió y obviamente no va a bajar para compensar.


Si la anulación del aumento de tarifas llegara a quedar confirmado deberían pasar un par de cosas sumamente extraordinarias que solo se pueden ver en Argentina:
1) Hay que ver como se "recalcula" el índice de inflación que tenía adentro los aumentos que al final no corren, aunque las aumenten desde mañana. Lo cierto es que la inflación mira el pasado y si ese aumento se llega a cancelar, la inflación que lo contemplaba se debe corregir.
2) Las empresas habrán tomado un costo que no tuvieron. Suponiendo que los servicios suban desde mañana, hasta aquí a los usuarios le subieron los precios, pero para las compañías ese costo no se modificó. Es decir: los usuarios se "comieron el amague" y le dejaron un mango de más a los empresarios. Ojo, es obvio que acá nadie se quiso hacer el vivo, pero también es obvio que nadie podrá ir al supermercado para que le reintegren la diferencia que se quedaron los empresarios.
3) Puede darse el caso de que aquellas personas que han pagado expensas mas caras puedan reclamar a devolución de lo que abonaron de más, porque los gastos comunes más altos no habrían sido reales. Insisto: si la suba fuera desde mañana mismo, los gastos comenzarían a partir de allí con lo que la factura llegaría en octubre y recién ahí se deberían incrementar las expensas.
Eso si, si los aumentos arrancan desde mañana (y no corre hacia atrás) espero que no suban los precios nuevamente con el verso que se incrementaron los costos, porque ahí estaríamos pagando dos veces el aumento... Que considerando el modo "recalculando" en el que estamos como país, no sería nada raro... Total los que pagamos siempre fuimos, somos y seremos los mismos. "Nosotros".