viernes, 22 de abril de 2016

"DE LA ARGENTINA `MARKET FRIENDLY`A LOS CARAMELOS DE UN PESO"

El Cronista
Finalmente esta semana Argentina pudo cerrar el capítulo del default con el pago que se hace efectivo a los fondos buitres.
El regreso de nuestro país a los mercados internacionales a tasas menores a la esperada, pero exorbitantes si se las compara con el mundo o aun con nuestros vecinos, invita a pensar que es para estar conforme, de ninguna manera para saltar de alegría. Para ser claro, que el país pague 7,14% supone que para que la deuda sea sostenible (si siguiéramos emitiendo a esta tasa) deberíamos crecer como mínimo a tasas superiores a las que presenta China como para que dicho costo de financiamiento sea viable.
Visto de otro modo, si el país paga mas de 7%, la rentabilidad mínima para hundir inversiones será poco menos que el doble de eso en moneda dura. Análisis fundamental que se plantea toda compañía al momento de evaluar un proyecto de inversión, aquí y en cualquier parte del mundo.
SerÍa sumamente injusto suponer que dicha tasa es estática, claramente es un primer paso hacia la normalización que permita bajar el costo del capital, y por lo tanto tornar atractiva y viable las inversiones productivas por sobre las colocaciones financieras.
La solvencia que demostró el Gobierno en el regreso a los mercados, así como en la claridad para explicar la oferta local a los mercados y a la sociedad en general, fueron la clave del éxito en la operación.
Todo ello no quita que en 2017 deberemos afrontar solo por esta emisión, mas de u$s 1170 millones en concepto de intereses, es decir, cada compatriota tiene que pagar, a partir del anuncio del pasado miércoles, una nueva factura anual de casi u$s 30, sin contar la amortización de capital.
En este marco, es sumamente llamativo el contraste que presenta la administración del presidente Macri, cuando se trata de la comunicación y las medidas respecto del costado más concreto de la economía real.
La misma sociedad que apoya la gestión de gobierno, según las mediciones, es la que muestra una brusca caída en el índice de confianza del consumidor. Así, Argentina se parece al Boca de Carlos Bianchi en su última etapa, cuando la hinchada respaldaba al técnico sin que aparezcan los resultados.
Vale decir que esta situación no representa un equilibro estable, sino que es transitoria, lo cual indica dos resultados posibles: o la economía empieza a mejorar o el apoyo del pueblo al Gobierno empezará a mermar.
La disparidad de criterio para comunicar la política social versus lo relativo a la política de financiamiento ponen de relieve cómo la sensibilidad del Gobierno respecto del funcionamiento de los mercados internacionales luce mucho más acertada que la que tiene respecto de las necesidades concretas del pueblo.
El conjunto de la sociedad no comprende claramente cuando ve al ministro Alfonso Prat-Gay hacer cuentas difíciles en el noticiero vespertino, y menos aun cuando éste dice que el financiamiento conseguido permite gradualismo en el ajuste.
Difícil de conciliar la palabra gradual con más de 6% de inflación esperada para abril. No se entiende por qué nos cuentan en horario central sobre los bonos y eligen un sábado a la mañana para comunicar importantes medidas de política social.
Es poco claro el sentido de anticipar que aumentarán las tarifas en 2017, o zarandear la cobertura de medicamentos que ofrece el PAMI a los jubilados. Arribar a la solución correcta a veces es factible sólo si se entiende que el camino con menos baches posibles, no necesariamente es el más deseable técnicamente.
Al tiempo que se efectúan ajustes macroeconómicos y se opera en el sentido de hacer mas ‘eficiente’ el gasto, un simple caramelo de menta cristal cuesta un peso. El transporte, la luz, el gas, el agua y los alimentos, constituyen la información relevante para la gran mayoría de los argentinos, no es la tasa de interés, es el boleto de colectivo lo que mira el grueso del pueblo.
Si el Gobierno no mejora la capacidad para percibir y comunicar las acciones de política social y económica tendientes a proteger el salario frente a rentabilidades que se mantienen intactas, más temprano que tarde enfrentará con crudeza el dilema de Bianchi, esto es, no siempre el mejor equipo y el mejor proyecto generan resultados en el corto plazo. Sin esos resultados, el largo plazo corre peligro porque puede que a la hinchada se le termine la paciencia antes que el equipo empiece a ganar.
El prestigio internacional, la emisión de bonos y la luz verde del mercado no llenan el changuito en el supermercado, ni ayudan a los trabajadores a llegar a sus empleos a diario. Además de la emisión de bonos, y el posicionamiento market friendly sería hora que el Gobierno empiece a ver cómo hace con los caramelos de menta, porque un peso es el precio que marca el límite de la paciencia de quienes no comprenden tanto de finanzas como de la necesidad de llegar a fin de mes.

viernes, 8 de abril de 2016

"LA REALIDAD: ESO QUE ESTA ENTRE LO DESEABLE Y LO POSIBLE"

El Cronista

Empiezan a aflorar las primeras mediciones de la inflación en marzo. Parece ser un hecho que no cede. Los primeros dos índices que salieron no son los que toma el gobierno hasta la salida del IPC pero marcan una tendencia.
Para la CGT de Moyano, la inflación de marzo alcanzará el 4,65%. Este índice marca un aumento del 38% en los últimos 12 meses. Bajo este índice, una familia tipo necesita $ 11.600 para ubicarse por encima de la línea de pobreza.
Por su parte el Centro de Estudios Económicos y Sociales (un centro filo-kirchnerista) va un poco más allá y estima una inflación de 6% para marzo. Al tiempo que Economía y Regiones, destaca que si bien marzo se inscribirá dentro de los registros por encima de 4%, la inflación ‘núcleo’ está bajando, producto de la política monetaria acertada del BCRA.
Entre los productos con mayores aumentos se encuentran verduras, aceites y fideos. El aumento promedio de luz para CABA es de 532%.
En el horizonte de corto plazo no se observa una caída de la inflación. En abril sube gas y transporte público. En mayo, subiría agua y subte. En junio, telefonía.
En este marco, se conocen las caídas en el consumo, que fuentes privadas ubican en 13,8% para quesos, 3,7% en pan, 2,1% en leche y 5,9% en carnes. Justamente en el último rubro, además se ve cómo el efecto ingreso opera sobre la composición del consumo generando reemplazos del tipo que supone el cambio de peceto por la falda; la milanesa de peceto o bola de lomo por cuadrada.
También creció el consumo de churrasco de paleta en detrimento de los bifes con hueso y se duplicó el consumo de carne picada.
Se supone que el efecto del reacomodamiento de precios relativos, que es ‘de una vez’ dejara de presionar sobre la inflación total, para el segundo semestre, también es claro que con la política monetaria restrictiva, el pase precios de la devaluación es inferior al experimento realizado en 2014 con el anterior equipo económico de Kicillof - Vanoli.
Sucede que la contracara de la política de tasas altas, es una fuerte retracción en la actividad económica con la consecuente caída del empleo. Lo cual introduce inestabilidad al respaldo político necesario para poder seguir adelante con lo que se esta haciendo, que es ni mas ni menos que un ajuste.
El desafío de Macri consiste en gobernar sin el infierno a la vuelta de la esquina. Los ajustes en periodos democráticos sin una crisis previa, siempre han resultado traumáticos y de resultado incierto. Resulta difícil prometer el paraíso del mañana cuando mucha gente se percibe cada día un poco peor antes que mejor. Poco a poco subirá la presión por los resultados a medida que se agote la paciencia de los que menos tienen y hoy ven el final de mes como un objetivo difícil de alcanzar sin recurrir a restricciones que no padecían en los últimos meses.
No siempre se trata de lo correcto desde el punto de vista técnico y la mayoría de las veces hay que entender que lo perfecto es enemigo de lo bueno. La política tiene que empezar a desplegar una estrategia que contemple algo más que la superestructura que representan los acuerdos en el Congreso o con los gobernadores. Es tiempo de mostrar con claridad las políticas sociales.
Así como el ministro de Producción, Francisco Cabrera, es el encargado del futuro, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, es la responsable de aportar al presente. Vale decir que la territorialidad necesaria para sostener el ajuste que se lleva adelante no es propia del partido de gobierno, y si no aparece pronto un conjunto de buenas noticias, el descontento se empezara a materializar en la calle.
Siempre ha resultado difícil desactivar granadas que ya explotaron, es decir, con más o menos edulcorante las malas noticias son eso, malas noticias. La mejor forma de contenerlas es que empiecen a llegar las buenas, que baje el IVA para 8 millones de personas como pretende el Ejecutivo, que se proteja inteligentemente las prestaciones del PAMI a los jubilados, que se asista a quienes deberían abonar la tarifa social en el transporte o en los servicios públicos. Y no lo hacen porque no saben como.
Aceptar la mirada de aquellos que tienen necesidades concretas, implica alejarse un tanto de los libros y la teoría para construir una sensibilidad diferente, tal que pueda recoger las carencias sin dejar presos del intercambio que siempre propuso el populismo para aquellos que siempre pagan los costos: los que menos tienen.
Aun si se cumple el pronóstico del Gobierno, y baja la inflación en el segundo semestre, aun si llega la ansiada lluvia de dólares cuando salgamos definitivamente del default, sería bueno que las autoridades comprendan que si la inflación sigue en estos niveles, y el consumo se sigue desplomando al tiempo que aumentan la pobreza y el desempleo, lo que el Gobierno tiene no es un plan económico sino un flor de problema.

sábado, 19 de marzo de 2016

"DESAFÍOS DEL LENGUAJE UNIVERSAL"

El Cronista

La llegada del presidente de Estados Unidos, luego de más de una década en la cual ningún funcionario de alto rango de ese país siquiera sobrevolara cielo argentino, resulta toda una novedad que invita a realizar análisis desde varios aspectos.


En términos comparados y solo para contextualizar la diferencia de tamaño, vale decir que nuestra economía (puesto 27) es aproximadamente el 3,1% de la economía estadounidense (puesto 1) y 22% si lo miramos en cuanto al PBI per cápita. Es decir hoy Argentina ocupa el lugar 50 y Estados Unidos el puesto 9 según dicha mensura.
Puesto en perspectiva; en 1913 nuestro PBI por habitante, siempre hablando en términos nominales, era equivalente el 71% del estadounidense. Y ocupábamos el 5to puesto del mismo ranking.
Vale decir también que naciones que estuvieron del lado de los perdedores en guerras mundiales, como Italia o Japón, hoy ocupan lugares mucho más relevantes en términos relativos que los que ocupaban a comienzos del siglo XX.
Los parámetros son variados pero en todos los casos la relevancia global de nuestro país, en términos relativos a disminuido fuertemente en el ultimo siglo. A partir de estos datos, podemos intentar suponer que el resto hizo algunas cosas que nosotros no hemos hecho, o derivar la responsabilidad de lo sucedido en los demás.
Podemos creer que hemos quedado a una distancia sideral de nuestro potencial de crecimiento porque fuimos elegidos como blanco de los ataques, especulaciones y conspiraciones del centro del poder mundial o podemos tratar de ver cuál es la parte que nos toca en esta historia.
Así como en los albores de la economía industrial, el mundo vive hoy un cambio de paradigma sin precedentes. Las formas en las que producimos y consumimos están cambiando a velocidades que no tienen registro histórico.


Esto configura una oportunidad sin precedentes para aquellos países que tomen el desafío y lo conviertan en progreso. El mundo que viene tendrá una configuración diferente, en la cual veremos cambios nunca vistos. Por citar un ejemplo, en la pirámide poblacional los mayores de 60 años pasaran de 901 millones a 2100 millones de personas solo entre 2015 y 2050 y los empleos, como lo conocemos hoy, se irán reconfigurado con la automatización de tareas que hoy son realizadas por personas.

El progreso tecnológico y la economía de las ideas son el paradigma sobre el que se basa un esquema que tiene en su trípode central en la tríada conformada por internet de las cosas, la nube y big data como ejes del cambio que se encuentra en curso.
No hay beneficio alguno para nuestro país que no esté en el marco del intercambio comercial, la cooperación internacional y la inversión en investigación y desarrollo. En el marco de la consolidación de un capitalismo nacional resulta determinante construir un sendero de crecimiento donde se privilegien los procesos que agregan valor y permiten competir en un mundo cada vez mas integrado.
La formación de capital humano, el fomento del ahorro como palanca de la inversión nacional, y la defensa de los derechos de propiedad, han sido claves en el desarrollo moderno. Estas ideas carecen de sesgo particular si las piensa desde una mirada de progreso.
Por el contrario, sobre la idea de sentirnos una país explotado, dominado y cooptado por la oligarquía local e internacional, solo hemos retrocedido en términos de desarrollo relativo.
De este modo, y sin abandonar la defensa del rol del estado, deberíamos pensar cómo proteger el empleo generando condiciones para que éste sea sustentable en el tiempo en base al valor que agrega y no a los privilegios de los que depende. Así, los empresarios locales deberían estar mas interesados en invertir e innovar antes que en replicar las prebendas que en el pasado garantizaron tasas de ganancias extraordinarias.
El camino del desarrollo tiene en la innovación su marca genética indiscutible, no hay avance posible si no extremamos los esfuerzos en fomentar la inversión en este aspecto. Cuidar aspectos que hacen a la propiedad intelectual de la cual deriva la rentabilidad de dicha inversión es uno de los temas mas ásperos para abordar en este sentido, pero no cabe duda que hay que darle una solución si se quiere convertir las intenciones en resultados. Todo ello sin abandonar la defensa del interés nacional en aspectos críticos como la salud, donde el debate debe ser profundo y maduro.


La llegada de Obama y su encuentro con el presidente Macri, nos deben invitar a reflexionar sobre cómo podemos subirnos nuevamente al tren del desarrollo, pensando el país de una vez por todas, con la vista puesta en el futuro antes que con la mirada depositada en el pasado, ya que esa estrategia, al menos a juzgar por el resultado acumulado en los últimos cien años, no ha sido fructífera para nuestro país.

viernes, 11 de marzo de 2016

"EL FALSO DILEMA DE LA DEUDA"

El Cronista

La semana entrante tendrá lugar en Diputados el debate relativo a los pasos que se deben seguir para que la Argentina dé cumplimiento a la sentencia judicial del Juez Thomas Griesa cuyo mecanismo de pago se acordó en las oficinas del mediador Daniel Pollak. La discusión de estos temas pone sobre el centro de la escena pública toda una gama de apreciaciones sobre el endeudamiento público.

Por un lado están los cuestionamientos de orden técnico, que hacen a los conceptos pagados en el marco de la negociación per-se, la cual luce sofisticada, dada la diversidad de situaciones que se deben abordar en función de la variedad de casos que presentan los tenedores de bonos en default así como los riesgos legales contingentes y por el otro la discusión de fondo sobre lo que algunos señalan como el retorno a un proceso de endeudamiento. 
Sobre el arreglo con los fondos buitre vale la pena detenerse a analizar qué pasaría si los tenedores de deuda reestructurada en 2005 y 2010 reclaman trato igualitario que aquellos que están logrando el actual acuerdo. Este ejercicio supone determinar cuál es el tamaño e impacto que este tipo de acciones pueden generar en caso que sucedan, evaluando el riesgo contingente que podría pesar sobre el costo de la deuda soberana así como la posibilidad de dejar la puerta abierta a extorsiones en el futuro, por parte de administraciones venideras de cualquier país donde se haga lugar a este tipo de reclamos.
Vale decir que la probabilidad de ocurrencia de este tipo de situaciones tiende a cero una vez caída la cláusula RUFO, pero no es cero. Como tal hay que valorar el costo de su ocurrencia y generar las previsiones pertinentes tanto en el plano económico, como en el legal. Es decir, debemos intentar cubrirnos del mejor modo posible de los cisnes negros. Negarlos es exactamente lo que hacen las víctimas que padecen sus peores consecuencias.

Por otra parte y quizás lo más relevante, debemos identificar el elemento central sobre la causa del endeudamiento que la Argentina se presta a abordar. En este sentido vale decir que la emisión de deuda no solo se prevé como herramienta para resolver el conflicto mencionado al comienzo, sino como instrumento de financiamiento del déficit fiscal que en nuestro país el Gobierno informa como primario (es decir antes del pago del intereses de la deuda) en el orden de 5,4 puntos del PBI.

El programa fiscal supone que vamos a tener que emitir no menos de u$s 20 mil millones de aquí a fin de año para cubrir parte de los requerimientos de caja que tiene el estado. Esto no es bueno ni malo en si mismo, pero resulta determinante comprender la génesis de esta deuda.
Cuando pagamos a los fondos buitre no tenemos deuda nueva en términos netos, sino que cancelamos una deuda cara con otra más barata. Cuando emitimos deuda para cubrir el déficit fiscal, estamos haciendo lo mismo en el sentido que estamos cubriendo el pasivo que resulta de gastar más de lo que ingresa, tan simple como eso.

Hasta ahora el pasivo que supone el déficit fiscal se cubría con emisión monetaria que es una manera diferente de endeudarse, la cual redunda en licuar el peso de dicha deuda a costa del conjunto de la población que paga el impuesto inflacionario con pérdida del poder de compra de su flujo de ingresos y su stock de ahorros así como con la pérdida económica que supone la distancia a la que queda nuestro país de su crecimiento potencial en virtud del elevado costo del capital vigente por elegir financiar nuestro déficit solamente con emisión en lugar de un mix con crédito internacional.

Emitir o tomar deuda son dos caras de una misma moneda, no hay una ‘proceso de endeudamiento’ que sea independiente de su causa, esto es, el déficit.
Dicho esto, y considerando que es razonable sostener una reducción gradual del déficit a fin esperar que se agranden los ingresos antes que suponer que se deben reducir los gastos, este debería ser el debate central, que sigue ausente. No discutir cuanto estado queremos nos lleva a terminar debatiendo sobre aspectos que hacen a las consecuencias pero no operan sobre las causas del endeudamiento.

Finalmente, sería imprudente no mencionar que tuvimos en nuestra historia verdaderos ciclos de endeudamiento donde la lógica no partía sobre la base de cómo financiar el déficit, sino que operaba exactamente al revés.


En más de una oportunidad primero fuimos a buscar (o nos vinieron a ofrecer) los dólares por el negocio que implicaba para las partes la colocación de deuda, para luego conseguir destino a dicho financiamiento. Esta lógica es la que debemos evitar repetir, ya que terminó por ser una de las palancas que en nuestra historia económica funcionó como elemento crucial para luego someter o restringir los grados de libertad que teníamos en la determinación de nuestra política macroeconómica.

Atender estas cuestiones, sería mucho más relevante para las generaciones futuras, que quedar atrapados en la retórica infantil de quien defiende argumentos estériles a la hora de discutir los verdaderos riesgos y beneficios que supone volver a los mercados internacionales de crédito.

viernes, 26 de febrero de 2016

"CLAVES E IMPLICANCIAS DEL ACUERDO DE ARGENTINA CON LOS FONDOS BUITRES"

El Cronista
Sobre el filo de un convulsionado año como el 2001 y que presagiaba un 2002 cargado de dificultades, nuestro país, con Adolfo Rodríguez Saá como presidente, entraba en default, el cual inicialmente ascendía a u$s 81.836 millones. El más grande de la historia económica hasta ese momento.

Dicha cesación de pagos con los acreedores propios y extraños, fue solo uno de los aspectos de una debacle que se enmarcó en lo peor que ha tenido el recorrido de la economía argentina en 200 años. La historia de la deuda externa, tiene en el imaginario colectivo la marca asociada al robo, la estafa y la avivada. Ya que con una larga lista de incumplimientos de los compromisos que nosotros mismos asumimos, pagar la deuda luce de mal modo, como si respetar los contratos fuera cosa de cipayos y vende patrias. Esta forma de razonar resulta curiosa pero no inverosímil en virtud de nuestro pasado.

Por otra parte muchas veces se asocia el disgusto de la sociedad con el pago de la deuda externa con cierta característica, que algunos suponen genética, la cual nos predispondría a ser malos pagadores. Esa idea del ex presidente de Uruguay Jorge Battle, cuando nos tildó a los argentinos de "ladrones del primero hasta el ultimo" no es más que una interpretación simplista de un tema que cala hondo en la vida económica, social y política de nuestro país.

La historia de la deuda externa argentina comienza con el empréstito de la Baring Brothers, solicitado por el gobierno de Rivadavia en el año 1824. Pedimos un millón de libras, con tierras fiscales como garantía pero a las arcas del Estado apenas llegaron 552 libras del millón solicitado.

Nuestra sociedad no presenta tasas de morosidad e incumplimiento por encima de la media mundial. Pagamos la tarjeta de crédito, los préstamos prendarios e hipotecarios en línea con lo que sucede en el resto del mundo. Solo que cuando nos hablan de deuda externa, la percepción es que el dinero que pedimos prestado nunca llegó al destino para el que se solicitó originalmente. No es genético sino la sensación de haber sido estafados a lo largo de 190 años.

Lo que parece nos cuesta admitir es que si fue una estafa, por un lado está el prestamista y por otro el tomador, que fue la Argentina, y ambas partes son responsables. Sobre todo porque además de no quedar claro el destino del dinero que pedimos, hasta finales de siglo XX esos préstamos venían de la mano de recetas sobre qué debíamos hacer y que no en nuestra propia economía.

En suma, el problema que tenemos los argentinos con la deuda externa esta íntimamente ligado al destino de la misma y las condiciones que vinieron adosadas a los préstamos en términos de política económica. Sin embargo, resulta que el crédito es una de las palancas fundamentales del capitalismo, y no tiene nada de malo pedir prestado a 30 años por ejemplo si el dinero se usa para construir un puente o una ruta que se va a usar durante 50 años. Sucede que siempre subyace la pregunta si la plata se usará para lo que se pide y qué nos piden a cambio del dinero que pedimos, además de la tasa de interés.

En referencia al último acuerdo con los holdouts vale repasar los motivos que viabilizaron el mismo, en lo que sería un paso necesario para poder regresar a los mercados internacionales. Por el lado argentino está clara la voluntad del gobierno por abordar los aspectos prácticos del problema como forma de enfrentarlo, antes que desde el aspecto retórico
‘Patria o buitres’. Así como la necesidad del Gobierno que la Argentina salga del Veraz en el que nos encontramos y que nos impide emitir deuda a la misma tasa que nuestros vecinos. Al tiempo que destrabar inversiones que estando en el Veraz no llegan ni llegarán.

En términos del contexto hubieron señales de la Argentina al mundo y del mundo a la Argentina, desde la visita de Macri a Davos hasta el recibimiento de tres presidentes de las primeras ocho economías del mundo (Italia, Francia y EE.UU.), cuando no habrán pasado ni 120 días del nuevo gobierno.

Por su parte, cuando Argentina manifestó voluntad de acordar, le dieron cuerpo a una estrategia de negociación por etapas que encerró (si cabe el termino) a los buitres.

n 1) Sentaron a los más chicos que acordaron rápido.

n 2) Griesa manifestó que repondría el Stay (que es como sacar a la argentina del Veraz casi totalmente)
Finalmente los buitres se enfrentaron a la posibilidad de aceptar la quita propuesta o ir a un juicio eterno (sin la presión del Stay) cuando en realidad ya ganaron una fortuna.

Por delante el desafío será no solo honrar las deudas sino el esfuerzo que hacemos los argentinos para pagarlas. La mejor manera de hacerlo es sencillamente usando ese dinero para mejorar la vida del conjunto antes que las arcas de los vivos de siempre.


viernes, 12 de febrero de 2016

INFLACIÓN, ESE NUEVO VIEJO PROBLEMA.

El Cronista

Han pasado sesenta días de gestión y Macri enfrenta el mayor desafío económico de su gestión: bajar la tasa de Inflación. Empezamos hablando de los efectos de la devaluación de diciembre, luego de las tarifas de la luz, para ver cómo se disparaban la carne, los combustibles, los medicamentos, los alquileres y la canasta escolar.

Podemos mirar algunos productos en detalle pero la inflación esta ahí y es un problema que requiere un abordaje multidisciplinario para tratar de avanzar en soluciones que no repitan los errores del pasado. Si queremos resultados diferentes, es hora de buscar soluciones diferentes.

Cada sociedad tiene un conjunto particular de características que supone adicionar a los elementos monetarios y fiscales que impulsan la inflación desde el aspecto teórico, las implicancias del sistema de decisiones propias de los actores políticos que participan en la discusión cotidiana.

La suba generalizada de precios no se resuelve solo con la teoría, ya que la política siempre tiene algo para decir, sobre todo cuando las consecuencias que suponen las decisiones de política monetaria y fiscal, son percibidas por el pueblo como dolorosas, y esto a su vez, afecta los mismos equilibrios que busca la teoría, situándolos en zona de inestabilidad.

Lo anterior no implica desconocer que, hasta que no encontremos un sendero de orden monetario que permita que el crecimiento de la cantidad de dinero sea coherente con el crecimiento de las cantidades producidas y los objetivos de inflación sin terminar monetizando el déficit fiscal, el problema de fondo no terminará de resolverse.
El objetivo de largo plazo debería ser bajar el costo del capital de modo de impulsar la inversión y el aumento de la productividad, sin que esto suponga pérdida de la participación de los trabajadores en la distribución de la renta nacional. Tarea sumamente difícil, dada la contradicción que existe entre factores que están en pugna casi por definición.

Si comprendemos que la inflación es una enfermedad cuya cura puede llevar un periodo prolongado, la pregunta que surge es cuáles son los medicamentos que pueden hacer menos traumático el proceso. En caso que los controles fueran la solución exclusiva, el gobierno anterior habría resuelto el problema con rapidez, y Maduro en Venezuela tendría menos inflación que Japón. La codicia humana no es un problema de los empresarios locales sino una característica que hace al funcionamiento del sistema capitalista. El carnicero nos vende la carne
‘cara’ básicamente porque se la compramos a los precios que él pone. Si el lector tuviera que negociar su salario, y al pedir un aumento del 100% éste le fuera otorgado, imagino que sería difícil negarse. En resumen, todos vendemos nuestra mercadería (sea nuestro trabajo o un kilo de asado) al máximo precio que el mercado está dispuesto a pagarnos por ella.

Si bien los empresarios no son los responsables de la inflación sí son de los principales beneficiarios de su existencia, y por lo tanto es cierto que pueden colaborar de algún modo para repartir el esfuerzo que implica reducirla.

Una app para el celular no resuelve nada, como no lo fue Precios Cuidados (que sí sirvió para llenar el changuito por menos plata) para reducir la tasa de inflación. No funcionó con el portal de Moreno y
‘Pimpi’ Colombo, y no va a funcionar ahora.

El Gobierno podría tomar iniciativas que apunten a mejorar el poder de compra del salario como bajar el IVA sobre los alimentos de la canasta básica y diseñar estrategias diferentes que presionen los precios a la baja o al menos eviten abusos puntuales. Es decir, si el Ministro de Agricultura Buryaile señala que el kilo de asado debería costar $ 90 y lo vemos un 30% encima de ese valor, ¿por qué no se pone el Gobierno al frente de un boicot de compra?
La posibilidad de organizar a los consumidores, desde el Estado, para que eviten consumir aquello que el Gobierno identifica claramente como desproporcionadamente caro dadas las características propias de la cadena de valor de que se trate, sería una acción no coercitiva, que deprimiría la demanda puntual del bien en cuestión generando excedentes que presionan a la baja los precios al tiempo que permite la toma de conciencia colectiva en relación a una manera diferente de evitar abusos.

Vale decir que esto se puede aplicar en casos muy puntuales, y esporádicos y no resuelve en absoluto el problema de la inflación. Simplemente es una política que permite coordinar acciones y poner de manifiesto de qué lado está parado el Gobierno al tiempo que se avanza en el tratamiento prolongado de un mal que en la Argentina se terminó de instalar, justamente cuando creímos que la solución era el control de precios.

La pregunta es en qué momento el Gobierno va a plantear de forma clara cuál es su plan integral para combatir la inflación. Está claro que con páginas web y cosmética solo estaremos un poco mas lejos de la solución.



martes, 12 de enero de 2016

"EL VALOR DE LAS INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO"

El Cronista

El verano que se suponía caliente en materia económica, comenzó por tomar temperatura en frentes insospechados hace tan solo un par de semanas. La situación en la provincia de Buenos Aires en relación al papelón de la fuga y captura de los hermanos Lanatta y Schillaci pareció bajar los decibeles del hecho que implicó dejar sin presupuesto a la gobernadora Vidal, a menos de un menos de un mes de asumir. La vorágine con la que se suceden hechos de alto impacto son una muestra del camino de espinas que le espera al gobierno en los próximos tiempos.


El paradigma sobre el que leerá la realidad y la forma en que se procesarán los conflictos desde el punto de vista de las nuevas cúpulas del poder en argentina será crucial para lo que vienen. Hasta aquí, la lógica amigo-enemigo fue el paradigma imperante sobre el cual nuestro país transitó los últimos 12 años. Donde dicha retórica se encargó de sostener el sentido de pertenencia a un proyecto político concreto.


La nueva administración, en el discurso inaugural, planteó la verdad como un eje central, como un elemento fundante, un pilar conceptual del tiempo que viene. Dicho esto, cabe pensar que si la verdad es un nuevo valor en la gestión deben estar dispuestos a pagar el costo político de decirla en todo momento.


Para lograr retomar el sendero del crecimiento, en un contexto de deterioro de precios relativos como el actual, Argentina requiere un salto cualitativo en su estructura productiva y eso se logra sobre la base del esfuerzo, que es el padre del éxito. Alguien debe decir entonces, de forma clara, cuál es la magnitud del ajuste necesario y cómo se va a repartir el esfuerzo del mismo.


El otro criterio determinante para conseguir un desarrollo sostenido tiene que ver con las reglas de juego, el valor de las instituciones. Esas que son mas bien mencionadas antes que respetadas. Como funcionamiento institucional me refiero a la construcción de consensos de largo plazo antes que aplicar mayorías circunstanciales sin considerar los aportes de las demás voces.


El rol de los DNU no es una buena señal en este sentido. Vale recordar que la norma, redactada en la gestión anterior, es polémica ya que para sacar una norma se requiere que las 2 cámaras aprueben el proyecto de ley mientras que para aprobar un DNU alcanza con que una cámara no lo rechace, ni siquiera que lo apruebe, es decir con no juntar una mayoría que expresamente rechace ya es suficiente. Ese es el republicanismo de los que redactaron la norma. Por eso resulta hilarante el lugar desde donde se ejerce cierta critica, de donde se ven ejemplos como el DNU 2585 por el cual Cristina amplió el presupuesto en $ 133.272 millones, es decir los recursos de todos, disponibles a sola firma.


Obviamente esta particularidad no limita el alcance conceptual de la critica que es totalmente válida ya que gobernar por decreto no es coherente con la promoción de valores institucionales impulsada desde el discurso de campaña del actual gobierno.


Las reglas de juego claras no tienen que tener en si mismas un sesgo a favor uno u otro sector sino que su fortaleza radica en la permanencia en el tiempo que solo debería ser alterada por el cambio en el contexto antes que por nuevas mayorías de carácter transitorio.


La decisión de inversión entendida como un proceso constante en función del resultado de la toma de decisión de los accionistas, y no como producto de las ‘ventajas’ que circunstancialmente puede ofrecer el gobierno, responde a una combinación de factores diversos, entre los cuales podemos enumerar: 1) Coyuntura mundial, regional y local, es decir la suerte; 2) Instituciones; 3) Costo del capital; 4) Retorno de la inversión; 5) Posicionamiento estratégico; 6) Infraestructura del país y capital social (por ejemplo, estado del sistema de transporte terrestre y las vías navegables como la cantidad de ingenieros o la capacitación prometido de los recursos humanos).


No habrá chance de aumentar nuestra dotación real de capital, de forma que podemos generar un cambio concreto tendiente a modificar nuestra relación de producción para volvernos un país mas productivo y eficiente en nuevas áreas al tiempo que menos vulnerables a la variación del precio de las commodities si no logramos modificar los puntos antes descritos en forma sustancial.


La probabilidad de tomar el riesgo que implica hundir capital tiene, sin embargo un factor central que gravita por encima del resto: el costo del capital. Bajar la tasa de interés es la condición necesaria para dar paso a quien debería ser el ministro estrella de la gestión: Francisco Cabrera (foto), ya que un país con el norte puesto en el desarrollo debería tener en su ministro de producción a una de sus principales figuras, el día que hablemos mas de desarrollo que de inflación podremos empezar a sentir que dejamos de mirar para atrás y comenzamos a depositar nuestra vista en el futuro que comenzará el mismo día que lo imaginamos mejor que el presente.