¿Plazo fijo? ¿Boden 2015? ¿Ladrillos? ¿Fondos comunes de inversión? ¿Vinos? Pistas para preservar el dinero.
Matias Tombolini
Por Matías Tombolini*
Todos sabemos que no es fácil ahorrar en Argentina. Hay tres datos fundamentales que pueden afectar la forma de preservar el valor de nuestro dinero este año.
Primero, la inflación. El mayor de los problemas de nuestra economía, el cual no permite que podamos conservar nuestro dinero inmóvil porque perderíamos al menos un 20 por ciento de su valor.
Segundo, el control cambiario. Antes, siempre estaba la alternativa de dolarizarse para proteger el valor de los billetes, que si bien no era eficiente al menos era una alternativa culturalmente instalada. Ahora esa opción ha desaparecido desde julio de 2012 por disposición del Banco Central de la República Argentina.
Por último, la incertidumbre en materia política. Es decir, a finales de 2011, aún se podían comprar dólares para atesorar. Se suponía que iban a actualizar el mínimo de ganancias, e importar bienes intermedios era una tarea relativamente más simple que en la actualidad, por mencionar algunas variables que fueron cambiando sin demasiada posibilidad de haberlo supuesto con anterioridad.
Aquí realizamos un breve análisis de las principales alternativas para poder encarar el 2013, aclararando que las previsiones a futuro en general (y en particular en la Argentina) son difíciles de realizar. Y que las estimaciones quedan sujetas a cambios imposibles de prever.
Empecemos con el clásico plazo fijo. En 2012 ha rendido poco más de un 14 por ciento, debajo de la inflación. En 2013, la expectativa es que supere el 16 por ciento. Sigue estando por debajo de la inflación esperada pero es mejor que nada. La idea es renovarlo cada 30 ó 60 días para poder ir capturando las mejoras que se puedan ofrecer en términos de tasa de interés.
Respecto a los bonos soberanos, el cupón del PBI no será una buena opción, ya que no pagará cupón en el 2013 y va a dejar sólo la tenencia por ganancia. En este sentido, aparece como mejor opción el Boden 2015, que tiene una renta fija del 7 por ciento anual en dólares por cada 100 U$S nominales – con la opción de reinvertir la mitad (3,5%) en abril- más la ganancia por tenencia.
En cuanto a las inversiones reales, es muy difícil hacer un pronóstico. En el terreno de inmuebles, sabemos que la construcción en este año que termina ha caído fuertemente por el control cambiario y se han dificultado las transacciones, e incluso las valuaciones. La venta de inmuebles en noviembre en la Ciudad de Buenos Aires, por caso, cayó un 43,5% respecto del mismo mes del año anterior. Sin embargo, en 2012, el precio valuado en pesos tuvo un importante aumento, sobre todo en las propiedades a estrenar.
Por otro lado, si queremos pensar en invertir en cosas que nos den placer una excelente opción en 2012 fueron los vinos de gama alta. Esto lo podemos analizar como opción original de inversión. Teniendo en cuenta los precios promedios para las transacciones, el rendimiento fue de un 32 por ciento, ganándole por creces a la inflación.
Otra alternativa podría ser las Obligaciones Negociables de empresas de primera línea. El bono de YPF es el instrumento que popularizó esta buena alternativa frente al plazo fijo, pero su compra ya está cerrada. La rentabilidad, en términos generales, está por encima de los casi 16 por ciento del plazo fijo en casi todos los casos. Obviamente, dependiendo de los montos deseados a invertir y la entidad financiera donde realicemos la operación. En el Banco Nación, por ejemplo, $1.000 rendirán $166 de interés al cabo de un año, lo que representa una rentabilidad del 16,6%. Pero $10.000 en el Banco Provincia o el Macro producirán al año $1.898 y $1892, respectivamente, o sea, un 19% y un 18,9% más.
Por último, otras opciones, pero que implican un mayor riesgo, pueden ser los bonos provinciales o los corporativos atados al dólar, es decir, que pagan (además del interés) la devaluación oficial. Y con un poco menos de riesgo, aparecen los fondos comunes de inversión, fácilmente adquiribles porque son ofrecidos por los bancos. La clave estará en cómo diversificar la cartera en base a los riesgos que quiera asumir cada uno.
*Tombolini, economista y máster en relaciones económicas internacionales, enseña en la UBA "Macroeconomía y Política Económica" y "Mercado de Capitales y Cálculo Financiero".
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