El anuncio realizado por la Presidenta la semana pasada respecto del Salario Mínimo Vital y Móvil debe ser considerado como positivo, visto que dicha actualización volvió a estar en línea con la inflación o aún unos puntos por encima de ella.
En este sentido un dato que se desprende del anuncio es que el valor en dólares de esta variable ubica a nuestro país como aquel con mayor salario mínimo de la región. Vemos así que a partir del mes próximo estaremos encabezando el ranking con unos u$s 608, seguidos por Chile con 420, Uruguay 405, Paraguay 395, Venezuela 390, Colombia 372, Brasil 339, Ecuador 318, Perú 291, Bolivia 172.
Es evidente que en cuanto al poder de compra de los salarios dentro de cada país, el dato en dólares al tipo de cambio de cada uno de ellos, no resulta representativo, siendo lo más adecuado en este caso tomar la comparación en base a la paridad del poder de compra.
Sin embargo, en materia de comercio internacional sí es relevante este valor, ya que puede ayudarnos a tener noción del poder de compra internacional que tiene nuestro salario mínimo así como el costo relativo de nuestra mano de obra a la hora de exportar.
Claro que esto solo puede calcularse en términos del tipo de cambio que resulta más relevante para nuestra economía, es decir el oficial, el que surge del MULC y por el que pasan anualmente más de 150 mil millones de dólares entre importaciones y exportaciones, cuyo cierre fue de 5,45 (aprox).
Es en este punto donde cabe preguntarse si el valor del dólar nos permite tener una política comercial lo suficientemente agresiva, dada la productividad de nuestros factores, nuestros objetivos de medianos plazo y los términos de intercambio relativos con nuestros principales socios comerciales.
Omitiendo entrar en detalles demasiado técnicos, a la hora de analizar el valor del tipo de cambio, podemos tomar una visión que considera el volumen de comercio internacional y el tipo de cambio con todos nuestros socios, no solo el dólar. Sin considerar en estos casos la influencia que pueda tener tanto la cotización del mercado ilegal, como tampoco la que surge del tipo de cambio implícito o contado con liqui.
Los cálculos verifican el aporte que realizó el economista del inversor global Diego Martin Burzaco, en donde, si tomamos el índice del tipo de cambio real multilateral (BCRA, vigente desde mayo 2005), pero aplicamos el IPC de San Luis desde 2008 con la ponderación informada por el central a marzo de este año, vemos que el índice según el BCRA es 304,4 (Dic 2001=100), pero al corregirlos por la inflación relevada por San Luis este valor se ubica a marzo en 160,63.
Lo llamativo es que en diciembre de 1996 este valor se ubicaba (corriendo la serie para atrás) en 121,49 según BCRA y en diciembre de 2007 era de 253,58, lo que implica que es falso que tenemos el mismo tipo de cambio que en los noventa pero a su vez también es falso que nuestra moneda mantiene la competitividad en los términos de hace un lustro.
En todos los casos las cuentas no dejan de mostrar se verifica cierta revaluación del peso, la cual se condice con lo altos salarios en dólares que exhibe nuestro país en comparación con los demás países de la región.
Cabe preguntarse entonces, ¿ha ganado nuestra economía en lo que hace a su productividad, la competitividad que perdió nuestra moneda?
A juzgar por el perfil de nuestras exportaciones, efectivamente algo se avanzó, pero no parece que seamos tanto más productivos como para poder sostener por mucho tiempo el tamaño del saldo positivo de nuestra balanza comercial, dado el tipo de cambio vigente.
Aquí hay un cuello de botella, del cual el gobierno ha tomado nota, y es por eso que hace ya más de 20 meses, se organiza no solo la oferta de divisas por parte del poder de fuego del Banco Central, sino también se limita la demanda, priorizando lo que el gobierno considera relevante antes que la compra de bienes que no son estratégicos para el desarrollo.
Aquí nuevamente aparecen ciert
as fallas en la implementación, hoy en la argentina parece más fácil importar un auto alemán de alta gama que bienes intermedios para facilitar la producción nacional de bienes finales.
Es de esperar entonces que el ritmo de devaluación se sostenga y aún se acelere sobre el tercer y cuarto trimestre, esto sin considerar las posibles implicancias que podría tener tanto un fallo adverso en materia del litigio con los fondos buitres u otras novedades en materia de tasa de interés por parte de la FED estadounidense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario