jueves, 30 de junio de 2016

INNOVAR, LA MEJOR ARMA FRENTE A LA INCERTIDUMBRE

El Cronista

El referéndum celebrado en Gran Bretaña y su consecuente salida de la Union Europea, ha generado zozobra en los mercados mundiales, ya sea que esta salida sea abrupta y desordenada, o lenta y negociada. En cualquier caso la decisión tomada por aquel pueblo ha fortalecido todos los indicadores que miden la volatilidad.

Por su parte la volatilidad de los mercados es la expresión económica que demarca los límites de la incertidumbre sobre el futuro. Un mundo más incierto es un mundo más volátil, condición contraria a los intereses de mercados como el nuestro que requieren de inversiones que siempre suponen riesgo al venir a la Argentina. Dicho riesgo, desde ya, tiene una mensura en la rentabilidad que se le pide al capital que se pone en juego en nuestra economía.

Si el riesgo percibido es mayor, mayor será el retorno esperado por las inversiones a realizar. El famoso vuelo a la calidad, que describe el comportamiento de los inversores en momentos como este, conlleva fundamentalmente un fortalecimiento del poder de compra de la moneda estadounidense en el mundo o lo que es la recíproca caída en los precios de los commodities y devaluación de las monedas locales.

No existe una vacuna contra las crisis que permita evitarlas, ni una terapia intensiva que ayude a superarlas rápidamente, pero sin dudas se puede estar más preparado para enfrentarlas. Del mismo modo que quien practica deportes y se alimenta saludablemente siempre está en mejores condiciones de hacer frente a las enfermedades, los países tienen herramientas que les permiten amortiguar el impacto de la volatilidad global.

La dotación de capital que resulta determinante para impulsar el desarrollo tiene en este sentido un rol clave, dado que si los niveles de inversión son relativamente elevados, y la misma se orienta a procesos focalizados en agregar valor, es altamente probable que la necesidad de aumentar la productividad de los factores que siempre implican las crisis, reaccionará mas rápido allí donde estén dadas las condiciones para apostar en el sentido de la mejora productiva antes que el recorte de costos tradicional como respuesta natural ante la ralentización de la demanda.

Las condiciones en términos de costo del capital no son el único elemento determinante, sino que el marco jurídico en el cual se fomenta y protege al que arriesga e invierte en desarrollo, es otro de los factores cruciales. Es decir, no podemos suponer que vamos a tener una mejora concreta en las cantidades producidas, dados los insumos existentes si no generamos incentivos para agregar valor a los procesos productivos.

La idea de ver al inversor como un socio del desarrollo y no como un enemigo es otro de los pasos necesarios que se deben dar, sin que por ello haya que arrodillarse y garantizarle el éxito a nadie. Se trata de aspectos tales como la inversión en investigación y desarrollo así como los diferentes procesos de innovación, sean validantes prestigiosos del crecimiento homogéneo de la sociedad antes que ser vistos como agentes que buscan capturar beneficios extraordinarios.

La inversión en sectores de innovación generan efectos derrame sobre el resto de la economía, no son bienes rivales en su consumo, las ideas son aprovechadas por el creador y por toda la sociedad en su conjunto. Argentina tiene registradas, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, 3779 patentes vigentes. Nos encontramos en el puesto 26 del ranking mundial superando a países como España y varios de los países de la región.

El sector con mayor número de patentes vigentes es el sector de tecnología médica, con un 10% de la participación. Los desarrollos en esa área son clave para la salud de la población que está vinculada a la productividad del factor trabajo.

No obstante, si bien hemos duplicado el gasto en inversión y desarrollo desde el año 2004 a la fecha, actualmente el mismo representa el 0.64% del PBI, muy lejos de las cifras de países avanzados donde la proporción oscila entre el 2% y el 3% del producto. Lo urgente muchas veces tapa lo importante, desatar los nudos de la macroeconomía heredada no es el principal desafío del gobierno actual, sino en entender cual será el patrón de crecimiento para que éste sea sostenido en el largo plazo.

El comienzo del segundo semestre ocupa el análisis del día en la mayoría de los casos, toda vez que las urgencias de la política obligan al proyecto político gobernante a construir su propio relato, su propia descripción de la realidad y las causas de la misma.

El compromiso de mejora en los meses por venir será verificado o no según veamos la progresión de los datos que nos proveerá una realidad que ahora al menos puede ser medida con un termómetro que indica la temperatura real y no una ficción. Fortalecer la apuesta a quienes toman el desafío de innovar es el verdadero objetivo para soñar con un país desarrollado.

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