miércoles, 16 de septiembre de 2015

"EL BONO DEMOGRÁFICO Y LA AGENDA QUE NO VEN LOS CANDIDATOS"

El Cronista 

La actualidad está signada por la inmediatez. La noticias se superponen unas con otras y terminan por conformar un mosaico donde la mayoría de las veces resulta difícil distinguir lo urgente de lo importante. Solemos enfocarnos en aquello que nos llama la atención sin tomar la distancia que nos permita una reflexión diferente. Esa actitud es sumamente natural dado que pareciera que estamos mejor preparados para estar alerta ante lo inmediato como una reacción defensiva que para tener una mirada de tipo panorámica sobre la realidad. Nada tiene de malo que las cosas sean de ese modo, siempre que seamos conscientes de ello.

La posibilidad de abordar grandes temas que no figuran en la agenda urgente de mañana depende fundamentalmente del compromiso de los dirigentes por convertirse en promotores de los temas ‘de agenda’ antes que ser meros seguidores de los focus group. Claro que ello implica la decisión política de recorrer un camino un tanto mas áspero que el de las redes sociales que mas bien amplifican sucesos momentáneos, en una contribución a constante cierto estado de ‘liquidez’, en el sentido de Bauman.

La gestión saliente, ha planteado una serie de temas medulares que fueron mas allá de lo inmediato y centraron nuevos debates. Así, hemos discutido sobre el sistema previsional, el matrimonio igualitario, la vigencia de las causas de lesa humanidad y la nacionalización de la mayoría accionaria de YPF, por mencionar algunos de los temas que se instalan en la lista citada por el oficialismo dentro de sus logros. Al mismo tiempo la pelea con el campo, la reforma a medias de la Justicia, la regresividad del sistema impositivo, forman parte de los aspectos, que luego de ser abordados no tuvieron la misma aprobación por las mayorías nacionales.

El coraje de plantear los temas es sumamente valioso, así como por el contrario el sistema de discusión pública para el abordaje de dicha agenda estuvo plagado de mecanismos donde aún prima la aplicación de mayorías parlamentarias circunstanciales antes que la construcción de consensos de largo plazo que expresen un equilibrio sostenible mas allá de los mandatos de turno.

El otro aspecto que ha quedado ‘flotando’ en al abordaje de los temas, es si los mismos se plantearon desde una perspectiva estratégica de cambio o fue la coyuntura que empujó al tratamiento de los mismos y luego la épica del discurso los tiñó de forma tal que buscasen lucir como planteos de vanguardia.

Con los fondos buitre tenemos un ejemplo, toda vez que el fallo de Griesa data de mediados de diciembre de 2012, y no fue hasta casi dos años después que la pelea tomó forma en la defensa de intereses válidos donde mas bien luce como una batalla por el capital político que una acción que busque proteger el patrimonio de los argentinos.


Hoy respecto de la agenda que plantean los candidatos, lo mas profundo que se discute por estas horas termina en si votamos con papeletas o si ponemos GPS a las camionetas que trasladan las urnas y es menester de quienes aspiran a conducir el destino del país promover una reflexión colectiva sobre las oportunidades que estamos dejando pasar.

Por caso una, es la que hace a la chance irrepetible que tenemos gracias a lo que se conoce como el ‘bono demográfico’, y no es algo en lo que repare particularmente nadie, dejando pasar un aspecto fundamental de nuestro futuro.

Explicado de manera muy práctica por el economista Javier Milei, este bono demográfico representa la oportunidad que tiene la Argentina en términos poblacionales y que combina una tasa de crecimiento de la población en condiciones de trabajar respecto del crecimiento del total de la población que bien podría coadyuvar, por la vía de una mejor oferta laboral, aumento del ahorro interno así como la productividad a un salto definitivo hacia el desarrollo.

Todo ello dado tal y como explica la famosa teoría del ciclo vital de Ando-Modigliani, en donde durante nuestra edad adulta es cuando repagamos lo que tomamos prestado del futuro al ser niños al tiempo que ahorramos para el momento en que no podamos trabajar.

Así Argentina tiene una combinación envidiable que le permitiría programar un salto de calidad sin precedentes en la formación de capital tanto humano como físico si concentrásemos los recursos en ello, fomentando el ahorro interno que luego se convierta en inversión.

Para que ello sea posible, la inflación debería ser mas que un problema una maldición que condena nuestro futuro, y el sistema financiero tendría que ser regulado antes que perseguido para actuar como intermediario entre quien ahorra hoy y se capitaliza para mañana y las empresas que requieren dicho financiamiento para crecer.

Si no actuamos con celeridad, tal como indica Milei, la ventaja que hoy representa el bono demográfico puede convertirse en un presente griego para las generaciones venideras que deberán sostener a los futuros jubilados con una estructura económica que no estará preparada para hacerlo.


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