El Cronista
Sobre el final de la actual gestión, hay debate sobre qué es
lo que puede venir en materia económica según quién sea el que resulte electo.
Hay similitudes que, antes que llamativas, parecen razonables en términos de
cambio pero también en cuanto a la continuidad de políticas que ya quedaron
consolidadas y fuera del debate.
Se pueden construir diferentes relatos sobre lo que pasó,
pero el pasado no se puede cambiar. Sus consecuencias tampoco.
Las políticas sociales como la Asignación Universal por
Hijo, la vigencia del Fútbol para Todos, YPF en manos del estado y Aerolíneas
gerenciada desde lo público serán parte de la continuidad.
La estructura tributaria no va a modificarse de manera
sustancial pero sí algunos aspectos del impuesto a las ganancias, las
retenciones sobre trigo y maíz así como economías regionales y las limitaciones
cuantitativas a exportaciones, con las importaciones será mas lento.
Mas allá de eso no va a cambiar mucho, por un razón bastante
simple, un país que tiene déficit fiscal, si además de entrada recorta
impuestos, solo lo podía hacer en base a un ajuste de gastos aún mayor.
Es evidente que una reforma que promueva las inversiones y
un aumento de la presión sobre aquellos que hoy no pagan nada como la economía
en negro generarían a la postre un aumento global de la recaudación, pero eso
funciona en el largo plazo y ningún político resigna recursos hoy por un aumento
de recaudación en el futuro. Sino bien podrían haber bajado el IVA cuando subió
de 18% al 21% o el impuesto al cheque que llegó por un año y se quedó para
siempre.
Solo se van a modificar los impuestos que realmente impactan
en la opinión pública como ganancias a los trabajadores y las retenciones antes
mencionadas. El resto deberá esperar mejores épocas.
De este modo el margen de maniobra operará sobre el gasto,
el cual presenta un nivel de déficit que requiere tomar decisiones tales que
probablemente allí podamos ver algunos matices entre los candidatos, así como
el sello que deja la gestión saliente.
La Presidenta tomó la decisión de sostener el actual nivel
de subsidios para sostener el consumo, dado que hay al menos $ 150 mil millones
que el Estado se encarga de pagar en términos de energía, agua y trasporte y
que dejamos de pagar sobre todo los que vivimos en Capital y el Conurbano, eso
es salario indirecto que alimenta el mercado doméstico. Si esos subsidios se
cortan o se reducen habrá una merma en el consumo, al menos al comienzo.
Como dichos subsidios no son financiados con recursos
genuinos, generaron una serie de distorsiones en los precios relativos internos
que mantienen una inflación reprimida en las tarifas que resulta a todas luces
evidente, cuando vemos que la boleta de la luz es mas barata que un par de
entradas de cine. Pero no solo eso, sino que además el financiamiento de dichos
subsidios tal y como está planteado, genera que lo que nos ahorramos en
subsidios muy probablemente lo estemos devolviendo en inflación o en perdida de
crecimiento potencial.
Si bien todos parecen encaminados a salir del esquema antes
mencionado. Tal vez mas por necesidad que por convicción en algún caso, con mas
o menos gradualismo según el plafón político que se tenga, esas cuentas van a
impactar en nuestros bolsillos de un modo u otro.
El tipo de cambio es otro de los elementos que no podemos
discutir hacia atrás, dado que lo que vale el dólar no es materia de
interpretación sino un dato de la realidad, y su retraso respecto del resto los
bienes de la economía tampoco es muy discutible. Un ajuste allí generaría una
mejora en la recaudación de nación y provincias dado que la mejora de los
precios percibidos en pesos por el sector exportador aumenta del mismo modo lo
que pagan en impuestos.
El retraso del dólar ya no respecto del resto de los precios
de la economía sino respecto de nuestros vecinos y clientes como, China, Brasil
y la Unión Europea, también fue una decisión tendiente a evitar un
recalentamiento de los precios así como el subsidio encubierto a los viajes al
exterior que representa dicho retraso, donde es mas fácil conseguir dólares
para ir de shopping a Miami que para importar insumos que necesitan las
fabricas.
Estas son algunas de las características que veremos como
cambian en los próximos seis meses, poco lugar habrá para las promesas. Será el
tiempo de los hechos, y la realidad antes que nutrirse de retórica, se alimenta
de acciones, las cuales solo tienen un aspecto que no puede ser evitado: las
consecuencias.
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