El Cronista
A medida que las horas pasan y la sorpresa del domingo
comienza a tomar forma de estrategia electoral a nivel nacional, así como empiezan a pensarse los equipos de gobierno mas
allá de lo que fueron los de campaña en la vasta y compleja provincia de Buenos
Aires, algunas preguntas comienzan a surgir.
¿Será cambio o continuidad? Se supone que esa pregunta es
la que estará en debate, sin embargo lo curioso es que los que proponen el
“cambio”, basaron la última parte de su campaña haciendo hincapié en garantizar
aspectos que hacen a la continuidad y los que se serían la “continuidad”
enviaron sendas señales de cambio indiscutible.
Así, vimos como Macri popularizó su perfil, y nos dijo
que seguirán vigentes políticas tales como la AUH, Aerolíneas, el futbol para
todos o YPF, solo que bien gestionadas. Aquí el cambio tendría mas que ver con
la forma que con el fondo. Lo cual por cierto no es poca cosa en tiempos donde
la sobre actuación, el encono militante y el sectarismo ideológico fueron
cabecera de playa de un modelo que nos prometió seriamos Alemania y terminó regalando dólares baratos
para ir a Miami, a costa de resignar recursos destinados a comprar insumos para la producción, los que escasean
producto de las restricciones, en el
marco de un cepo que primero se asentó sobre las formas para luego cambiar
radicalmente el fondo.
Por su parte, el garante de la continuidad, Scioli, envió
sus emisarios a sondear el escenario Buitre en New York, dejando que
trascienda, mientras sus asesores explicaban la necesidad de revertir aspectos
de la política ganadera y las retenciones a las economías regionales así como
presentó un gabinete que no dejaba vestigios camporistas en su conformación.
En el bunker de Macri sobran las sonrisas pero no lo
amigos, el PRO es un partido chico que tiene aliados quienes si el resultado del domingo hubiera sido
adverso ya estarían negociando con el ganador. Ahora bien, el resultado del
domingo le otorga al PRO la chance de ofrecer espacios de gestión concretos en
la provincia de buenos aires y diferentes municipios, que hace una semana solo
pertenecían a la dimensión de lo fantástico. Esto representa algo concreto en
un contexto donde el ballottage no lo es.
En Criollo, el PRO esta en condiciones de ofrecer
acuerdos políticos con lugares contantes
y sonantes lo cual es importante a la hora de contar con el volumen político
necesario para encarar un desafío de orden nacional que de otro modo seria
impensado.
El Sciolismo tiene allí mas experiencia pero no menos
contradicciones, toda vez que la estructura del PJ aún parece dispuesta a
acompañarlo pero enfrentan el desafío de mostrar algo diferente cuando todavía
lucen mas bien con una foto del Bambino, el Coco y la mesa de los amigos de
siempre.
En materia económica vale decir que el margen de maniobra
de ambos estará dado por la confianza que puedan despertar en aquellos que de
un modo u otro nos tienen que prestar los dólares que nuestra economía por sí
sola no genera. Sucede que la confianza puede ser producto de la manifestación
de los prestamistas e inversores que expresan su visto bueno en términos de la
solvencia profesional y el compromiso político por parte de los dirigentes
respecto de cierto curso de acción o también puede implicar la sencilla
conveniencia de aquel que les promete mas en menos tiempo. Si este fuera el
caso, el ciclo de sobre endeudamiento sin aumento de la productividad seria el
camino inminente, sea quien sea el triunfador.
La pregunta es si el elemento aglutinante de aquí en mas
será la esperanza concreta de la consolidación de las cosas que funcionaron
bien en el pasado, y el cambio de aquello que solo nos alejo de nuestro
potencial, o si el ballottage consolida la elección del menos malo (porque al
mejor se supone que lo votamos en primera vuelta) y por lo tanto le tendremos
menos paciencia. Si esto fuera así, la gobernabilidad será un atributo a
observar al momento de elegir al próximo presidente.
Determinar cuáles son los desafíos que permitirían un
camino de integración con el mundo desde una mirada independiente y nacional,
tiene mas que ver con privilegiar el ahorro interno para luego convertirlo en
inversión, antes que comprar electrodomésticos
en cuotas. Solo que eso, es menos agradable y un poco mas áspero que la
promoción del mentado consumo interno… a como de lugar.
Al final de cuentas es como la dieta que se elige cuando
se acerca el verano, bajar mucho de golpe para luego regresar al mismo lugar o
bajar de a poco y con esfuerzo para que el cambio sea el mas eficiente y las
mejoras del pasado se sostengan en el tiempo.
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