Esta semana finalmente, y luego de una larga disputa judicial, comenzó a regir la nueva tarifa de $3,50 para el subte en nuestra ciudad. Independientemente de los argumentos que se puedan esgrimir, lo cierto es que representa un aumento del 40% respecto del precio vigente hasta la semana pasada, y un 218% si lo comparamos con el precio de hace dos años.
Claramente el subte presenta uno de los principales desafíos de la gestión porteña de cara al futuro, si bien este año se extendió la red, y hoy tenemos un tendido que supera los 66 km con más de 100 estaciones (contando el premetro). Este medio es junto con el desarrollo de importantes centros de trasbordo en los límites de la ciudad como en el macro centro porteño una de las claves para lograr una solución integral al problema del tránsito, con un parque automotor que crece cada vez más mientras las dimensiones de la ciudad son fijas.
La calidad del servicio merece un tratamiento aparte, ya que es sencillamente inaceptable, pungas, acosadores, gente viajando como ganado, vivos de ocasión, todos conviven en los apretados vagones que en la mayoría de los casos el único servicio que brinda es trasladar seres de un punto a otro, sin reparar en la condición humana de los mismos, no solo por el hacinamiento sino por la deficiencia en la puntualidad y las interrupciones imprevistas en la prestación del servicio entre otros.
Si repasamos lo que sucede en otro países del mundo, tanto de la región como los ubicados en países desarrollados vemos que el costo por kilómetro no nos favorece demasiado. (Ver infografía)
En cuanto a la evolución de los precios del servicio vale decir que en los últimos 10 años sucedieron dos cosas relevantes, la primera es que el valor se incrementó un 400% pasando de $ 0,7 a los actuales $ 3,50, mientras que el colectivo en el área metropolitana paso de $ 0,75 a $ 1,5 (para el tramo 0-3 kms.), es decir un incremento del 100%.
Esto claramente incidió de forma tal que en términos de viajes en subte el transporte de colectivos de corta distancia quedó a valores sumamente distorsionados, tanto porque su precio se actualizó muy por debajo del subte como porque se quebró ratio de precio relativo Subte-Colectivo, que resulta vital a la hora de intentar tener un sistema de transporte ordenado y eficiente socialmente.
Como muestra también podemos ver que el taxi en el mismo período sufrió un incremento (para la tarifa diurna) del 882,14% con una bajada de bandera que paso de $ 1,2 a 11.
Claramente esto se debe al esquema de subsidios cruzados que impera en nuestro país, donde terminamos subsidiando a los dueños de las empresas en lugar de los usuarios del transporte, que debería ser lo más razonable. Vemos entonces como en materia de trenes en lo que va del año la gente que paga boleto descendió más de un 85% respecto e 2003, demostrando que al empresario no le interesa cobrar el boleto, menos aun prestar un buen servicio, sino simplemente cobrar el subsidio.
En este marco, allí donde los subsidios son menores vemos cómo los precios del boleto de colectivo son bien diferentes. Tenemos ejemplos como: Bahía Blanca ($ 4,15), Córdoba ($ 4,10), Neuquén ($ 3,85), San Carlos de Bariloche ($ 3,45), Rosario ($3,20), Santa Fe ($ 2,90)
Todos valores sujetos a cambios en el corto plazo.
Es decir en lugar de orientar el subsidio a quien realmente lo necesita, terminamos financiando viajes prácticamente gratuitos en colectivo y tren, a costa de una calidad que termina por costarle la vida a los usuarios.
Para tener un parámetro adicional de la distorsión de los precios relativos, pensemos que en el mismo lapso en que el colectivo aumentó solo 100% (tanto para el humilde como para el gerente, porque ambos pagan $ 1,5) la inflación fue 142% para el INDEC o 422% si lo medimos según la estadística de la provincia de San Luis.
Con todo, los datos ponen de manifiesto que no habrá solución de fondo para la problemática del transporte sino es a partir de una mirada sistémica que tenga en cuenta, los precios, los usuarios, la capacidad de cada sistema y de qué forma se integran entre ellos brindando un servicio en el cual, al menos por una vez en la argentina, el todo sea mas que la suma de las partes.
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